La Senadora Silvina García Larraburu presentó un proyecto solicitando al Poder Ejecutivo Nacional la reglamentación del Decreto 140/2007, a fin de disponer la utilización de aires acondicionados en 24 grados centígrados para refrigeración, con el objeto de proteger la salud de la ciudadanía y propender a un uso eficiente de la energía.
Advirtió que las políticas adoptadas desde hace dos años, signadas por una fuerte presión tarifaria, apadrinan medidas punitivas frente al consumo y las necesidades de la población. “Conforme señala el Decreto, resulta necesario y conveniente que el sector público asuma una función ejemplificadora ante el resto de la sociedad, implementando disposiciones orientadas a optimizar el desempeño energético en sus instalaciones”, señaló.
Consideró que la experiencia registrada anteriormente en nuestro país, ha demostrado que el éxito de las políticas de eficiencia energética requiere de la generación de profundos cambios estructurales y de la modificación de las conductas individuales, mediante programas y planes concretos que apunten hacia una cultura de uso saludable y eficiente de la energía.
Por otra parte, enfatizó: “Los excesos en el consumo de energía producen interrupciones del servicio en distintos sectores, con severos perjuicios sobre la población, por lo que es necesario ejecutar medidas inmediatas a fin de disminuir los reiterados cortes energéticos que se sufren debido a la inadecuada administración”.
“Asimismo, los cambios bruscos de temperatura, por fracciones cortas de tiempo, pueden generar severos resultados en el organismo. Hay espacios públicos donde los aires acondicionados están a 17 o 18 grados centígrados y, luego, los ciudadanos deben soportar la marcada diferencia a más de 38 grados; es innecesario y dañino el uso abusivo que se hace”, puntualizó.
Finalmente, añadió que los cambios abruptos favorecen la proliferación de virus y bacterias, por lo que el impacto afecta la salud de las personas con la generación de enfermedades como faringitis, rinitis, asma, neumonía, dolores de cabeza, contracturas musculares o lumbalgia hasta posibles espasmos coronarios o la amenaza de infartos de miocardio.
Fuente: Prensa Silvina García Larraburu