El arquero de la selección argentina de fútbol para ciegos, Darío Lencina, es el único de Los Murciélagos con cinco participaciones olímpicas. “El Oso”, confesó que “la pandemia nos atravesó fuerte, muchos perdimos seres queridos y por eso este es el logro más especial de mi carrera”.
El arquero es el único jugador que ve en los equipos de fútbol sala para no videntes. Y Darío “El Oso” Lencina, es el encargado de cuidar el arco de esta Selección de la Federación Argentina de Deportes para Ciegos, bautizada “Los Murciélagos”, desde hace 20 años. Es el único jugador que jugó en los cinco Juegos Paralímpicos que disputó este seleccionado, que volvió a ganar la medalla plateada como en Atenas 2004.
“Yo aprendí a no fijarme en lo que no tienen las personas, sino en lo que tienen. Y mis compañeros tienen valores enormes, que es mucho más importante que poder ver. Esa es la razón por la que este equipo siempre está entre los mejores del mundo. Y esta medalla tiene un valor especial, porque la pandemia nos atravesó fuerte”, reflexionó para la web de la Secretaría de Deportes de la Nación.
Lencina, entre otros logros, consiguió los dos títulos mundiales (2002 y 2006) y las cuatro medallas paralímpicas (plata en Atenas 2004 y Tokio 2020; y bronce en Beijing 2008 y Río 2016) de Los Murciélagos.
“Muchos perdimos seres queridos y nos replanteamos si seguir o no, pero por el deseo de mi papá que ya no está y por el orgullo que representa vestir la camiseta argentina que tenía que venir a jugar a Tokio. Y la emoción es muy grande, por eso es el logro más especial de mi carrera”, continuó el arquero, quien también atesora medallas doradas de Copa América, la dorada de los Juegos Mundiales IBSA 2015 y un diploma olímpico, el de Londres 2012.
Lencina a sus 41 años no sólo es de los mejores arqueros del mundo. Está recibido de entrenador de fútbol y actualmente es además el técnico de las selecciones argentinas juveniles de fútbol para ciegos y el responsable de la escuelita nacional de fútbol para ciegos de FADEC. Como integrante de Los Murciélagos en 2007 ganó el premio Jorge Newbery de Oro, que otorga la Ciudad de Buenos Aires al mejor deportista del año.
“Después de 17 años jugamos otra final paralímpica y son muchos los sentimientos encontrados, porque deseábamos la medalla dorada, pero sabemos que esta tiene un valor singular y nos vuelve a ubicar entre los dos mejores equipos del mundo. Ahora es momento de volver a casa, reencontrarse con la familia y disfrutar. Queda atrás otra experiencia inolvidable, tal vez de las más especiales de todas por lo que se está llevando esta pandemia”, remarcó Lencina.
Junto a él festejan Maximiliano Espinillo -goleador de los Juegos con siete tantos y abanderado en la ceremonia de clausura-, Germán Muleck, Froilán Padilla, Ángel Deldo, Federico Accardi, Nahuel Heredia, Brian Pereyra, Marcelo Panizza y Nicolás Véliz, todo un plantel liderado por su DT Martín Demonte.
Y en el nombre de cada uno de ellos aparecen aquellos emblemáticos Murciélagos que fueron trazando este camino exitoso a lo largo de la historia, como el gran goleador Silvio Velo, Diego Cerega, Oscar “El Muro” Moreno, Luquitas Rodríguez, Iván Figueroa, Eduardo Díaz, y Gustavo Maidana, entre otros. Y entrenadores como Enrique Nardone y Gonzalo Vilariño. Una medalla que también les pertenece.