Investigadores de la Universidad Nacional del Nordeste trabajan en el diseño y fabricación de dispositivos para medir variables como temperatura, viento y humedad que permitan alertar y prevenir la propagación de incendios. Una vez que esté terminado el proyecto, lo probarán en los Esteros del Iberá.
Investigadores de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), en Corrientes, trabajan en el desarrollo de un sistema de detección temprana de incendios en entornos rurales. El proyecto consiste en diseñar, construir e implementar una red de nodos fijos para medir variables ambientales como temperatura, humo y humedad, y brindar información que ayude a prevenir la propagación de incendios. Lo implementarán en el noroeste de los Esteros del Iberá pero, una vez finalizado, podría servir para cualquier zona rural del país.
“Si bien hay algunas estaciones meteorológicas que brindan este tipo de información, no está cubierta toda la provincia. También hay productores que arman consorcios del fuego, aportando capital propio para estar informados. Sin embargo, hay muchas zonas donde no hay nada o donde usan métodos muy artesanales, como poner un peón en una especie de torre a vigilar si hay algún peligro, con la única herramienta de la vista humana. Por eso, pensamos que desde la ingeniería podemos aportar una solución tecnológica”, dijo a TSS la doctora en Matemática María Inés Pisarello, investigadora de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y Agrimensura de la UNNE y directora del proyecto.
Según el Servicio Nacional de Manejo del Fuego, el 95% de los incendios tienen causas antrópicas, a partir del uso de fuego para la preparación de áreas de pastoreo o fogatas y colillas de cigarrillo mal apagadas. Un pequeño fuego puede crecer rápidamente por factores climáticos como altas temperaturas, vientos fuertes y falta de precipitaciones. Este jueves, la provincia de Corrientes decretó alerta amarilla por 13 focos de fuego activos y la situación de sequía que está atravesando, al tiempo que continúa recuperándose del impacto de otros incendios, como el que sufrieron los esteros en el verano del 2022.
Los dispositivos que están diseñando los investigadores son pequeños y livianos, de un tamaño aproximado de 10×10 centímetros. Esto permite que puedan ser instalados en diversas superficies, ya sea al ras del piso, sobre un árbol o un poste.
Ante la frecuencia de estos eventos, el Grupo de Ingeniería Biomédica y el Grupo de Radiaciones No Ionizantes de la UNNE se unieron para diseñar un sistema que permita monitorear variables ambientales para prevenir la propagación de incendios, sobre todo en zonas de difícil acceso donde no suele haber vigilancia. Primero pensaron en un desarrollo apuntado a incendios forestales pero luego, al ver que muchas veces se terminan propagando a otras regiones, como sucedió en el Parque Nacional Iberá, lo orientaron hacia todo tipo de zonas rurales.
“Una ventaja de estos dispositivos es que tienen bajo impacto ambiental porque el consumo de energía es bajísimo. Una pila puede durar dos o tres años. Eso también implica que se pueda instalar y dejar ahí sin necesidad de realizar un mantenimiento frecuente. Además, como en Corrientes tenemos mucha llanura, tienen bastante alcance. Lo único que puede limitarlo un poco es si la zona tiene muchos árboles”, cuenta Pisarello.
Los dispositivos que están diseñando los investigadores son pequeños y livianos, de un tamaño aproximado de 10×10 centímetros. Esto permite que puedan ser instalados en diversas superficies, ya sea al ras del piso, sobre un árbol o un poste. Toda la parte electrónica estará protegida por una cubierta para evitar que sea dañada por animales o factores climáticos. Cada dispositivo contiene sensores que miden variables como temperatura, viento, humedad y presión atmosférica.
Los sensores capturan los datos y los envían a un gateway (aparato que actúa de enlace entre varios dispositivos). Toda la información va directo a la nube y la idea es armar una red de gateways que transmitan todo a una central desde donde se va a monitorear de forma remota. Al obtener esa información, de ser necesario, se puede enviar una alarma a entidades como la estación de bomberos y la estación de policía para que puedan desplegar las acciones correspondientes.
“Ya tenemos un prototipo funcionando, con la parte de la comunicación y la recolección de datos resuelta. El próximo paso es simular un pequeño fuego de manera controlada para evaluar su funcionamiento en esa situación”, señala la investigadora. El equipo también trabaja en la definición de los “umbrales” que indiquen con la mayor precisión posible en qué momento será necesario dar la señal de alarma. Esto va a depender de las distintas variables que converjan en el lugar donde se instalará cada dispositivo, ya que según las características del terreno, el clima y el viento, entre otros factores, las características del humo serán diferentes.
Parte del equipo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y Agrimensura de la UNNE que lleva adelante el proyecto.
De esta manera, los investigadores apuntan a que, además de brindar la información de cada variable por separado, el sistema pueda funcionar como un modelo predictivo que permita entender las dinámicas del incendio y realizar una predicción a partir de los valores que se van recolectando, de forma similar a lo que se hace con el estado del tiempo.
“Queremos terminar el prototipo, instalarlo y dejarlo funcionando para evaluarlo en campo. Nos recomendaron instalar el sistema en la zona del noroeste de los Esteros porque ahí no hay nada implementado”, indica Pisarello. Además, dentro del proyecto también tienen pensado sumar una pata educacional, teniendo en cuenta que la mayoría de los incendios son provocados por la acción humana. Junto a bomberos y brigadistas harán un ciclo de capacitación, no solo en el uso del dispositivo sino también hacia toda la comunidad para colaborar en la prevención de los incendios.
El proyecto obtuvo financiamiento de la convocatoria Proyectos Federales de Innovación (PFI 2022) impulsada por el Consejo Federal de Ciencia y Tecnología (COFECyT). Los investigadores debían presentarse junto a una entidad beneficiaria del desarrollo, que en este caso fue la Sociedad Rural de Corrientes. “A partir de ese nexo, se fue generando toda una red de posibles beneficiarios, ya que nos contactamos con Defensa Civil, bomberos voluntarios y diversos municipios”, comenta la investigadora. El equipo de investigación se completa con Juan Ángel Chiozza, Abel Grela, Paola Schlesinger, Christian Torres Salinas, Gastón Sosa, Valentín Vizcaychipi y Gabriel Molteni Morales.
“Una vez que tengamos el sistema terminado e instalado, nos presentaremos a otras convocatorias que estén destinadas a la transferencia y fabricación en serie. Estamos abiertos a cualquier interesado porque nuestra motivación es poder solucionar un problema real aplicando tecnología, a la vez que vamos aprendiendo en el camino. Nos gustaría que pueda usarse en cualquier parte del país”, finalizó Pisarello.
Por Nadia Luna
Fuente: Agencia TSS –