Un paro contundente y una CGT con la mira en el día después

Distintos sectores de la central obrera plantean la necesidad de endurecer su posición frente al gobierno de Mauricio Macri. Trabajan en cinco puntos de unidad: defensa del transporte, de la energía, de la producción, de la salud y de la educación.

Para la estadística, el de mañana será el tercer paro general de la CGT contra el gobierno de Mauricio Macri. La medida de fuerza promete contundencia porque, a diferencia de diciembre pasado, la adhesión de los sindicatos se presenta hasta el momento sin fisuras y la coyuntura ayuda. Sin embargo, la efectividad de la huelga crecerá en tanto se enmarque en un proceso posterior no sólo de unidad sindical sino a partir de un programa que todos acompañen. Es el camino necesario para que el gobierno sienta que tiene enfrente un actor político de peso y no una congregación informe y dividida que se vuelve incapaz de defender los derechos de los trabajadores ante el programa económico que implementan en la Casa Rosada.

Hace unas semanas el triunviro Juan Carlos Schmid aseguró durante una entrevista a PáginaI12 que la CGT llegó tarde a los acontecimientos y ésta no parece ser la excepción. El reclamo de la central obrera llega en un momento de debilidad del Gobierno pero entre algunos dirigentes sindicales que integran el Consejo Directivo como otros que estuvieron y ya no lo están e incluso los que nunca se sumaron, coinciden en que el llegar tarde debe ser tomado como una anécdota pero advierten que el error sería que todo se agote en la medida de fuerza.

Por caso, el viernes pasado dirigentes que no comparten tribuna como Pablo Moyano de Camioneros y el titular del gremio de los pilotos, Pablo Biró, coincidieron en señalar la necesidad imperiosa de corregir los errores internos en la CGT y acordar lo que el aeronáutico definió como “un plan programático” que una a la central obrera: “Habiendo logrado la unidad, hay que impulsar un plan de lucha mucho más profundo, primero en la CGT y después articularlo con todos los sectores de la sociedad”, indicó Biró, que suele repetir que nadie negocia con débiles. De alguna manera Moyano hijo se expresó en el mismo sentido cuando exigió que el reclamo “no se agote el lunes a la noche” al entender que el modelo del gobierno continuará que por más que esté golpeado no hay señales de que se detenga y, como indicó el camionero “vendrán por los convenios colectivos de trabajo, la reforma laboral, con un ajuste brutal después del acuerdo con el Fondo”.

En principio hay dos sectores que por separado plantean el cambio en la confederación de trabajadores. Hay puntos de coincidencias e incluso comparten espacios de militancia.

La organización que surgió a partir de la movilización del 21F que condujo Camioneros no logró desarrollarse más allá de los sindicatos que participaron de la multitudinaria movilización. Sin embargo, fue un aviso más que notorio de que la experiencia del triunvirato, con su excesiva inclinación por el diálogo, estaba agotada. De todas formas el techo que encontró ese grupo mostró que la sola combatividad no resulta suficiente ya que tanto en la política como en el sindicalismo la fuerza necesita estar acompañada de una capacidad de negociación (y de alianzas) porque de lo contrario no garantiza los resultados pretendidos. Algunos de los participantes de ese espacio se entusiasmaron incluso con reflotar la experiencia del Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA) pero eso no prosperó y por diferentes motivos. No son los mismos tiempos, cambiaron los protagonistas y tal vez porque a los que quedan de aquellos años ya les tomaron el tiempo o dejaron algunas heridas que todavía no cicatrizaron. Hay dirigentes afines a Hugo Moyano que reconocen cierto dolor por la actitud distante que tuvo el veterano líder camionero durante los aciagos días de diciembre cuando se intentó frenar sin éxito la sanción de la reforma previsional. 

Ahora se abrió un nuevo espacio donde confluyen la UOM, el despertado Smata, gremios de la Corriente Federal de los Trabajadores como APLA (pilotos), Sadop y la Federación Gráfica Bonaerense, pero también aquellos que integran el Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA). No es un grupo homogéneo. Entre ellos hay historias no muy antiguas de distanciamiento pero que, como ocurre más a menudo de lo que se imagina, los une el espanto de ver una realidad que se los está llevando por delante sin mucha piedad. Es por eso que se plantean cinco puntos para trabajar unidos que se pueden simplificar en la defensa del transporte, la energía, la producción, la salud y la educación. Las conversaciones venían realizándose de manera reducida hasta el martes pasado cuando decidieron encontrarse todos en la sede de los mecánicos. La idea es ampliar la base de gremios participantes para trabajar en la tan mentada unidad del movimiento obrero. Todos coinciden en dos puntos: el éxito del paro y la necesidad de construir, a partir de la medida de fuerza, un proceso real de unidad para confrontar con el modelo que pretende llevarse puesto los históricos derechos laborales y los sindicatos.

 

El próximo miércoles volverán a reunirse. Las invitación están siendo cursadas. De hecho avanzan sobre los sindicatos que integran el sector conocido como independientes y entre ellos la Uocra ya recibió el convite. Según reconocieron fuentes del gremio tienen pensado participar. Los gordos también serán invitados y es probable que concurran en esta oportunidad o en otro encuentro porque más allá del peso específico que tienen estos dirigentes están lejos de comer vidrios y saben que deben abrirse a esta posibilidad ya porque por sí solos no pueden mover una verdadera central obrera. Los sindicatos que responden a la conducción Luis Barrionuevo todavía no dijeron nada pero es poco probable que el gastronómico evite escaparle a esto que está cocinando aunque más no sea para conocer cuáles son los ingredientes.

 

El gobierno los une. La Iglesia católica avala el paro. ¿Entonces, qué puede salir mal? Es por eso que lo más importante comienza el martes.

Por Felipe Yapur