Energía nuclear: Un tanque para el RA-10

La empresa INVAP terminó de fabricar el tanque reflector del reactor de investigación RA-10. Su diseño y producción implicó un desafío para la ingeniería nacional y es un hito para la industria nuclear argentina. Una vez en marcha, en 2026, permitirá exportar insumos para medicina y electrónica, además de facilitar investigaciones locales y en colaboración con otros países.

Después de 32 meses de trabajo, está listo el tanque reflector del reactor RA-10, el último de sus componentes principales. Se trata de una de las principales piezas del reactor, que estará rodeando el núcleo radioactivo, y es una pieza única de dos toneladas y media de aleación de zirconio, alrededor de la cual se instalarán todos los demás componentes. Su diseño y fabricación implicó un desafío para la ingeniería nacional, y una vez instalado en su lugar se podrán adosar todas las demás piezas y proceder al llenado de la pileta del reactor con agua pesada.

El RA-10 será el décimo reactor de investigación de la Argentina. Permitirá utilizar haces de neutrones para bombardear superficies y producir radioisótopos para la industria y la medicina. El proyecto del reactor empezó en 2010 y debía terminarse en 2020, pero tuvo demoras por recortes de presupuesto y suspensiones de obra, además de los ocasionados por la pandemia. Algunas piezas también se habían comprado a Rusia y no pudieron ser entregadas por el embargo comercial tras el inicio de la guerra con Ucrania. Actualmente, se estima que la puesta en marcha sería a principios de 2026, si es que el Gobierno actual continúa la inversión en el proyecto.

La obra del RA-10 en el Centro Atómico Ezeiza, en la provincia de BuenosAires, recibió la visita de la canciller Diana Mondino, quien le manifestó su apoyo a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), la responsable del proyecto de construcción del reactor.

El diseño y fabricación del tanque reflector implicó un desafío para la ingeniería nacional, y una vez instalado en su lugar se podrán adosar todas las demás piezas y proceder al llenado de la pileta del reactor con agua pesada. Foto: CNEA.

Hay muy pocas instalaciones en el mundo con características similares a las del RA-10 y ninguna otra que ofrezca posiciones para investigadores extranjeros ni que cuente con tantas bocas para instalar instrumentos para realizar experimentos, por lo que se convertirá en un lugar atractivo para investigadores de todo el mundo.

De las 14 bocas para instrumentos con que contará el reactor, dos será ocupadas por instrumentos nacionales que están en fabricación, dos por instrumentos donados por Alemania y otra por uno donado por Suiza. Su operación tendrá un costo aproximado de 15 millones de dólares anuales pero podrá producir molibdeno 99, por 50 millones de dólares, y también otros bienes y servicios, por otros 40 millones de dólares. Entre ellos, se encuentra el silicio dopado, cristales de silicio a los que se bombardea con neutrones y al absorberlos generan fósforo, lo cual convierte a este producto en un superconductor muy demandado en la electrónica de potencia que se usa en autos eléctricos. Al punto que una compañía japonesa ya demostró interés en comprar la producción de silicio dopado que pueda generar el RA-10.

El gerente del proyecto RA-10, Herman Blaumann, le dijo a TSS: “La visita de la canciller fue muy cordial y nos sorprendió porque vino por iniciativa propia, acompañada por Conrado Varotto, un histórico del sector nuclear. Desde el primer momento manifestó la intención de apoyar el proyecto para que pueda terminarse, ya que le falta muy poco”.

Este viernes 1 el tanque debe llegar a la obra civil, que ya está terminada, y el martes 5 está prevista una ceremonia para recibirlo. La instalación del tanque empezará durante la segunda quincena de marzo y, mientras tanto, se preparará el espacio y se hará la limpieza de piletas. Las piezas restantes están convergiendo en las fechas planeadas.

Este viernes 1 el tanque debe llegar a la obra civil del RA-10, que ya está terminada, y el martes 5 está prevista una ceremonia para recibirlo. Foto: CNEA.

“El tanque reflector permite que el reactor pueda desarrollar todas las aplicaciones para las que fue diseñado. Es un componente que rodea al núcleo del rector, está sumergido en agua pesada y en su interior tiene dispositivos que, de alguna manera, configuran los neutrones que se producen en el núcleo para la producción de de radioisótopos, principalmente aplicados a la salud, para la irradiación de barras de elementos combustibles de potencia, para el dopado de silicio para la electrónica de potencia y para la producción de neutrones para investigación básica”, expresó Blaumann.

La fabricación de componentes de aleación de zirconio es muy compleja, a lo que se suma la alta exigencia de las normativas de la industria nuclear, lo que hicieron de este tanque reflector una pieza única en su tipo. Haber podido terminar la fabricación de este componente es un hito para la industria nuclear, que unió nuevamente a la CNEA, que estableción los requerimientos de la pieza, con la rionegrina INVAP, responsable de la ingeniería de detalle y la fabricación.

El tanque reflector es similar al que ya construyó INVAP para el reactor OPAL, que se exportó a Australia y comenzó a funcionar en 2007. La diferencia es que el RA-10 tendrá más posiciones para instalar instrumentos de acuerdo a los requerimientos establecidos por la CNEA. Por ejemplo, tendrá una posición para poder insertar combustibles nucleares experimentales, para poder calificarlos, ya que la Argentina produce combustibles y, para hacer pruebas, debe enviarlos al otros países. También, en base a lo aprendido en la operación del reactor exportado, se han hecho modificaciones, ampliando y reduciendo algunas posiciones. “Si bien ya se había hecho el tanque para el OPAL, de la gente que había trabajado en aquel proyecto ya queda muy poca en Bariloche, así que también hubo que hacer un aprendizaje nuevo”, explicó Blaumann.

“El proyecto tiene un avance del 80%, ya sabemos lo que falta, cuánto cuesta y cuándo hay que hacerlo. La construcción termina en julio del año que viene y después viene la etapa de la puesta en marcha. Hemos pasado por varias administraciones y seguimos adelante. Es muy importante terminarlo, porque si un proyecto así se abandona no es que se para, sino que se retrocede porque se empiezan a desarmar los equipos, los proveedores y los contratistas. Este proyecto consolida una posición de la Argentina a nivel internacional, porque en los últimos 40 años fuimos el país del mundo que más reactores de investigación exportó. Nos va a habilitar para poder producir radioisótopos para la demanda interna y para poder exportar. También, para producir silicio dopado, que hoy es muy demandado y justo están saliendo de servicio algunos reactores muy importantes en el mundo que lo proveen. Y también para tener herramientas para poner a disposición de los científicos de todo el país”, aseguró Blaumann.

 

 

Por Matías Alonso

Fuente: Agencia TSS