La empresa pública de tecnología espacial VENG hizo un convenio con la fábrica de maquinaria agrícola Crucianelli para desarrollar instrumentos electrónicos que permitan mejorar la eficiencia de la siembra y para integrar la información satelital, aérea e histórica para la toma de decisiones en la producción.
La empresa estatal VENG brinda servicios y desarrollos tecnológicos de alto valor agregado para el sector aeroespacial y es la responsable de la construcción del vehículo espacial Tronador. Entre otras líneas de trabajo, VENG tiene capacidades de procesamiento de imágenes satelitales y es la encargada de comercializar las imágenes del satélite radar SAOCOM, un dispositivo único en el mundo que tienen capacidad para registrar la humedad del suelo hasta dos metros bajo tierra, entre muchas otras funcionalidades.
VENG fue originalmente concebida para desarrollar el lanzador satelital Tronador, un proyecto que tuvo avances de manera intermitente tras el desfinanciamiento que sufrió durante la gestión de Cambiemos y la crisis por la pandemia, el nuevo impulso que recibió en los últimos dos años y el desinterés del Gobierno de Milei.
Esta empresa pública fue acumulando capacidades para desarrollar electrónica para la industria satelital, y productos electrónicos de alta complejidad y precisión para usos críticos, con aplicaciones que pueden ir más allá del acceso al espacio. Una de ellas es el sector nacional de metalmecánica asociada al agro, que busca sumar tecnologías de la información y procesamiento de imágenes de diferentes fuentes para el análisis de los campos, lo que le puede permitir mantenerse competitiva frente a la producción de otros países.
Crucianelli es una empresa nacional fundada hace más de 60 años y consolidada en el mercado de sembradoras, con exportaciones a 15 países. La agroindustria presenta un potencial de automatización y de uso de información satelital muy prometedor y en los últimos años se ha avanzado mucho en el análisis de lotes con drones y satélites, y en sembradoras, fumigadoras y cosechadoras que reconocen las plantas la calidad del suelo para actuar de acuerdo a lo que ven. También los pilotos automáticos y la comunicación entre diferentes maquinarias se están volviendo un estandar. En ese punto es donde se pudieron conectar las dos empresas, una estatal y la otra privada.
“El desarrollo de este tipo de tecnologías es un nicho en el que nuestro país puede competir pero no hay que dejarlo pasar porque estas oportunidades se van», dice Riva.
En diálogo con TSS, Pedro Riva, gerente de Proyectos Satelitales e Industriales de VENG, sostuvo: “Las consultoras predicen que para 2030 el mercado de observación de la tierra desde satélites será de 700 billones de dólares y la mitad será consumido por el campo. Es una industria que va a ser disruptiva como lo fueron las telecomunicaciones. Ahí surge el interés común de Crucianelli de tecnologizarse y el nuestro de entender al agro. Y no hay otra forma de entender un sector industrial que ponerse a trabajar codo a codo”.
Mediante un convenio entre las dos empresas se está trabajando en dos líneas: una de instrumentos electrónicos para hacer la siembra más eficiente mediante sensores y actuadores, y otra para integrar la información satelital, aérea e histórica en una plataforma que permita predecir con más precisión la siembra y la producción.
“Se dan sinergias cruzadas entre las diferentes industrias. Los que trabajamos en el espacio estamos acostumbrados a problemas muy complejos pero a veces somos muy conservadores y estamos lejos del usuario final de la información. En cambio, el agro es muy tangible y se deben resolver las cosas rápido, hay que actualizar el producto y estar al lado de los que siembran. Estamos recorriendo ese camino”, explicó Riva.
La información satelital inicialmente sería provista por los satélites SAOCOM, que pueden ofrecer mucha información sobre los campos, especialmente en lo que hace a humedad del suelo. Se usaría en un inicio la información histórica que ya existe, es decir, las diferentes imágenes –o escenas– que se fueron tomando a lo largo del tiempo de algún campo en particular que necesite el producto, y en un futuro se podrían tomar otras nuevas para hacer la calibración de los modelos. En el largo plazo se podrán integrar en la misma plataforma imágenes ópticas y multiespectrales de otros satélites, o de drones, y datos tomados en el campo. El objetivo es desarrollar una plataforma que integre toda esta información y la simplifique para ayudar a la toma de decisiones del productor. Otros usuarios que se pueden beneficiar de esta plataforma son los que necesiten prever los volúmenes de producción, tales como bancos que financien al productor, aseguradoras, compradores de grano, o el propio Estado.
“En principio, fue Crucianelli quién se acercó a VENG hace un año y medio, porque necesitaban una empresa de tecnología que los ayudara a resolver cuestiones de hardware muy desafiantes e integración de datos para toma de decisiones. Pero el interés fue mutuo porque se generó unaa sinergia muy útil para todos”, contó Riva.
La idea es que VENG desarrolle el dispositivo electrónico para optimización de la siembra y luego Crucianelli lo fabrique bajo licencia. En el caso de la plataforma de integración de datos, todavía se está creando la tecnología y falta decidir cómo será el producto comercial y si será exclusivo de estas empresas o si podrán usarlo otras.
“El desarrollo de este tipo de tecnologías es un nicho en el que nuestro país puede competir pero no hay que dejarlo pasar porque estas oportunidades se van. La ventana para entrar es muy corta y la Argentina tiene muchos casos en su historia en los que perdió el tren. En todo lo que es industria 4.0 estamos caminando en un mundo manejado por los datos”, aseguró Riva.
Por Matías Alonso
Fuente: Agencia TSS