La concentración convocada en el Día de la Independencia fue masiva. Reunió a integrantes de las organizaciones sindicales, sociales y políticas que llamaron a la manifestación y a personas autoconvocadas que reclaman el cambio del rumbo económico del Gobierno. Testimonios de quienes concurrieron bajo el lema “La Patria no se rinde”.
Militantes y autoconvocados vencieron al frío y coparon la 9 de Julio desde el mediodía para expresarse en contra del acuerdo que el Gobierno firmó con el Fondo Monetario Internacional, pero también en repudio de las “políticas de ajuste” implementadas por el Ejecutivo desde que asumió la presidencia Mauricio Macri. Con y sin carteles; con y sin banderas, hombres y mujeres celebraron el Día de la Independencia en la calle.
“Hoy tendría que ser un día de alegría, no de protesta”, apunta Rita, que camina desde el Obelisco hacia Belgrano y 9 de Julio, donde va a leerse el documento de cierre de la movilización en contra del acuerdo con el fondo con su hija mayor, Oriana, prendida del brazo. Ludmila, la menor, caminaba pasos adelante con el padre, pero la oyó a su mamá dar su opinión y quiere escucharla. Rita opina que “es triste que el día de nuestra independencia tengamos que estar exigiendo no perderla, porque el regreso al fondo significa ni más ni menos que eso: perder nuestra independencia, es una represión y una censura a nuestra democracia”. Rita reconoce el peso que el organismo de crédito internacional tiene en la memoria colectiva y recurre a ese recurso para resignificar el regreso hoy: “El FMI es la clausura total a las decisiones que podemos llegar a tomar como pueblo. El pueblo eligió un gobierno para que los represente. No eligió al FMI para tomar las decisiones”.
Además del repudio a la vuelta del FMI, la familia decidió participar de la manifestación porque está “completamente en desacuerdo con las medidas de ajuste implementadas por este Gobierno”. La madre aclara que no están “sufriendo necesidades” porque tienen trabajo, “pero hay mucha gente que está padeciendo y eso no nos gusta, no es justo, no lo merece nadie el sufrimiento de no tener trabajo, no tener qué comer, no tener como sostener una familia”.
Guillermo Pastor es jubilado, tiene 75 años y llegó, desde Ituzaingó, en el oeste del Conurbano Bonaerense, hasta la 9 de Julio porque siente “que la patria está verdaderamente en peligro”, que “hay una entrega de la soberanía” argentina y que “vuelve a repetirse la historia”. En la calle, abrigado con una bufanda con los colores de la bandera y con un cartel que cuelga de su cuello en el que, de puño y letra, escribió que “la plata de los jubilados no se toca”, recordó que José de San Martín “tuvo que morir en el exilio” y que Manuel Belgrano “tuvo que vender hasta su reloj, tirado en la miseria como terminó”. “Nadie los reconoció”, aseguró. “Después de ellos vinieron los gobiernos entreguistas y ahora estamos de nuevo en la misma. Nosotros no tenemos que confundirnos. Este tipo que está en el gobierno nos entrega de pies y manos al imperio angloyanqui”, vociferó con el dedo índice revoleado al cielo.
María del Carmen también llegó sola a Belgrano y 9 de Julio. Como lo hizo con otras convocatorias de las que participó, como la concentración que se realizó el pasado 25 de mayo, también en contra del acuerdo del FMI, este mediodía salió a la calle para “protestar contra la injusticia”: “Es una injusticia que haya chicos y abuelas por las calles, que no tienen dónde cubrirse del frío, que pasan hambre”. Hoy, el festejo por la independencia del país, la mujer –que tiene hijos “que piensan lo mismo” que ella, pero no asistieron porque “tienen sus hijos con catarro y se quedaron en sus casas”– considera que “la independencia no existe, no hay nada que celebrar. Nos ataron de pies y manos, nada bueno puede salir de un pueblo amarrado”.
Además de original, Jorge Kiernan estuvo astuto: el disfraz de gorila le protegió todo el cuerpo, incluso la cara, del frío. Completó el personaje con una sombrilla azul y amarilla de la que colgó réplicas de billetes de dólares para representar “la lluvia de inversiones que no paran de llegar”. Para los distraídos de esos que les cuesta entender los chistes, Jorge se colgó de su cuello un cartel amarillo en el que explicó el sentido de su intervención: “Gracias Miauricio (sic) por la lluvia de inversiones”. “Le quise buscar una vuelta humorística a la situación porque si no exploto”, contó, “una forma de combatir todo esto”.
Llegó por las suyas, se autodefinió como un “artista inorgánico total” y definió a la independencia como “una utopía que se nos aleja”. “Al contrario, vamos hacia la dependencia. El acuerdo con el FMI está hecho para atarnos con cadenas más soldadas que aquellas españolas que rompieron los próceres”. Se fue muy atrás en el tiempo Jorge, pero volvió rápido al “acuerdo que saldó Kirchner con el FMI. Creíamos que era impagable ese acuerdo y nos lo sacamos de encima. Este va a ser más complicado de saldar. Hoy, los que resistimos, tenemos una nueva batalla: la de convencer a ese tercio del país que votó engañado, que votó en contra suya, que votó suicidando el futuro. Loco, pensá un poco. Macri no nos puede volver a pasar”.
Fuente: Pagina 12