Nacional – La Comisión de Minería, Energía y Combustibles del Senado se reunió para discutir el estado de la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP), que hoy se encuentra prácticamente paralizada. Allí expuso el subsecretario de Energía Nuclear, Julián Gadano, sobre los planes del Gobierno para que la empresa también produzca fertilizantes. Durante la audiencia intervinieron trabajadores de la PIAP y del sector nuclear.
La Comisión de Minería, Energía y Combustibles del Senado se reunió el pasado 4 de julio para analizar la situación que atraviesa la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP), que se encuentra prácticamente paralizada en un marco de suspensiones de trabajadores y demoras en el pago de sueldos. Allí expuso el subsecretario de Energía Nuclear del Ministerio de Minería, Energía y Combustibles, Julián Gadano, sobre los planes del Gobierno con respecto al futuro de la empresa perteneciente a la provincia de Neuquén y a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), en un encuentro del que también participaron trabajadores de la firma.
La planta de la PIAP está entre las más grandes del mundo en su tipo y originalmente –entró en operación en 1994– fue pensada para abastecer a un sistema de seis centrales de energía nuclear que se construirían en la Argentina (de las que hasta hoy se han fabricado tres: Atucha I, Atucha II y Embalse). El agua pesada permite moderar y refrigerar la reacción nuclear en las centrales atómicas que utilizan uranio natural, que es la tecnología que se usa en la Argentina y cuya producción forma parte del dominio completo del ciclo nuclear que posee el país, que también tiene capacidad para enriquecer uranio. En una reciente entrevista con TSS, la ex titular de la CNEA, Norma Boero, decía que “sin Atucha III la planta de agua pesada tiene los días contados”, a la vez que sostenía que “sería un desastre cerrarla porque implica romper todo el ciclo nuclear”.
La PIAP se encuentra prácticamente paralizada, fueron suspendidos trabajadores del comedor, al personal todavía se le adeuda parte del sueldo de enero y no tienen fecha para el cobro del sueldo de junio.
La decisión del Gobierno de suspender la construcción de las dos centrales nucleares acordadas con China –la primera de ellas requeriría el uso de agua pesada– también afectó las perspectivas de la empresa que pertenece en un 51% a la provincia de Neuquén y el resto a la CNEA. El insumo más costoso para su producción es el gas natural, del que consume alrededor de un millón de metros cúbicos por día, con lo que el consumo de gas diario de la PIAP equivale a 600.000 días del consumo promedio de un hogar.
Durante su exposición, Gadano afirmó que “no hay un mercado internacional para este insumo (por el agua pesada) ya que los países tienen sus propias plantas o se han hecho de stock”. La Argentina necesitaría entre 225 y 425 toneladas de agua pesada para abastecer a las centrales nucleares existentes por el resto de su vida útil, es decir, unos 30 años de actividad, lo cual garantizaría el trabajo en la PIAP durante los próximos seis años.
En la reunión se mencionó que existe la posibilidad, largamente barajada en el pasado, de reconvertir la planta para que también pueda producir fertilizantes de urea. “No está confirmado, pero hay una posibilidad cierta para convertir las dos líneas de producción de amoníaco en una planta de uso dual”, afirmó Gadano. Para los fertilizantes basados en urea hay mercado, según el funcionario, quien citó un estudio hecho en 2010 por la empresa danesa fabricante de catalizadores para fertilizantes Haldor Topsøe, en el que se relevaba que el consumo de urea en la Argentina es de 1.600.000 toneladas al año. “Si se le suma la demanda de Chile y Brasil, son 5.000.000 toneladas anuales, cuando la producción de los tres países es de 3.000.000 de toneladas por año”, sostuvo Gadano.
Pablo Sosa, delegado de los trabajadores de la PIAP, le dijo a TSS: “Es una obra larga, son más de cuatro años de obra para reconvertir la planta y nadie dice de quién sería la inversión. Además, tendría una dotación de 50 trabajadores, mientras que hoy en la PIAP somos 450. Para nosotros, la salida sería seguir produciendo agua pesada además de los fertilizantes”.
La planta de la PIAP, en Neuquén, está entre las más grandes del mundo en su tipo y originalmente –entró en operación en 1994– fue pensada para abastecer a un sistema de seis centrales de energía nuclear que se construirían en la Argentina (de las que hasta hoy se han fabricado tres: Atucha I, Atucha II y Embalse).
Esta semana, la dirección de la empresa suspendió por 20 días sin goce de sueldo a 22 trabajadores de la PIAP que prestaban servicios en el comedor. “Es nuestra mayor preocupación, porque sabemos que empiezan así y pueden terminar con los 450”, afirmó Sosa. Al personal todavía se le adeuda parte del sueldo de enero y no tienen fecha para el cobro del sueldo de junio. La PIAP es operada por la Empresa Neuquina de Servicios de Ingeniería (ENSI), que cuenta también con un sector dedicado a dar servicios al área de los hidrocarburos que cuenta con 750 trabajadores y se encuentra en plena actividad.
“La planta es un capital importante para nuestro país por el capital y los recursos humanos”, sostuvo Gadano durante su exposición, en la que también hubo algunos tensos intercambios con quienes participaban de la audiencia en el Congreso. Ernesto Simionato, trabajador de Nucleoeléctrica Argentina (NASA) con más de 20 años de antigüedad y delegado de ATE en la empresa que tiene a su cargo la operación de las centrales nucleares en la Argentina, afirmó: “Una tecnología que es estratégica no puede caer en saco roto. Se cortó la continuidad de algo (por el plan nuclear) que está garantizado por ley”. A lo que Gadano respondió: “No me gusta hablar de plan nuclear, en realidad hay un desarrollo estable en el tiempo”.
Los trabajadores de la PIAP decidieron instalar una carpa frente al Congreso de la Nación para explicar al público qué es lo que hacen, la importancia de su tarea y para dar a conocer las dificultades que enfrentan como trabajadores. Pese al recorte en el sector (la CNEA atraviesa un proceso de fuerte achicamiento y el presupuesto actual es un 37% menor al del año pasado), Gadano negó una crisis: “El sector nuclear no está parado, es un tema de tiempos”, afirmó.
Fuente: Agencia TSS – Por Matías Alonso