La Cámara alta desechó el proyecto aprobado en Diputados sobre interrupción voluntaria del embarazo. Fue por 38 votos en contra y 31 a favor. Hubo dos abstenciones y una ausencia. Al clima formal del debate se contrapuso una estruendosa marea de gente en los alrededores del Congreso.
El aborto legal tendrá que esperar. Por 38 votos negativos, 31 positivos y dos abstenciones, el Senado estampó su sello “celeste” y sepultó el proyecto aprobado en la Cámara de Diputados, en una jornada histórica marcada por masivas movilizaciones a favor y en contra de la ley de interrupción voluntaria del embarazo, que tendrá una nueva oportunidad recién en 2020, con la próxima renovación parlamentaria.
Tras un debate plano y sin fuertes cruces, que duró más de 14 horas, la Cámara alta rechazó la iniciativa reclamada por el movimiento feminista desde hace décadas, que habilita el aborto hasta las 14 semanas de gestación e inserta la práctica en el sistema público de salud. El lobby eclesiástico jugó todas sus cartas y los intentos del sector “verde” por introducir modificaciones para “salvar” la ley naufragaron en la votación en general.
Es que la “ola celeste” arrasó en los días previos a la sesión, con la definición de varios indecisos en contra de la ley. El último en confirmar su voto negativo fue el exgobernador tucumano José Alperovich (Justicialista), quien formuló breves declaraciones al ingresar al Palacio y se anotó en la lista de oradores para exponer en el recinto, pero luego se bajó.
Lucila Crexell (Movimiento Popular Neuquino) concretó la abstención que había anunciado y se le sumó el santafesino Omar Perotti (Justicialista). Ninguno de los dos senadores logró colar en la discusión su proyecto de despenalización. La puntana Eugenia Catalfamo -compañera de bloque de Adolfo Rodríguez Saá- fue la única ausente, pues está de licencia por embarazo.
El resultado de la votación dejó a los senadores “verdes” sin posibilidades de introducir modificaciones consensuadas en el articulado, con el fin de devolver el proyecto a la Cámara de Diputados. Hubo algunas negociaciones de último momento para avanzar, al menos, con la despenalización del aborto, pero el intento ya había sido desactivado por el propio Miguel Pichetto.
El clima de la sesión fue totalmente opuesto a la estruendosa marea de gente que rodeó la Plaza de los Dos Congresos. Con su protocolo habitual, el Senado llevó adelante un debate acartonado, sin sobresaltos. El tono de la discusión solo subió con algunos pocos discursos.
Pichetto destacó la decisión de Mauricio Macri de abrir el debate, pero cuestionó: “La opinión del presidente no puede ser abierta frente a una decisión de esta naturaleza. Debería haberse comprometido a que esta ley saliera, así la Argentina sería un poquito más justa”.
Uno de los discursos más esperados del debate por el aborto legal era el de Cristina Kirchner, que habló minutos después de la 1 de la madrugada del jueves. La expresidenta ratificó su voto a favor y aclaró: “Yo siempre he votado por la vida, y he gobernado por y para la vida”.
La senadora del Frente para la Victoria-PJ confesó que no fue su hija Florencia quien la hizo cambiar su posición sobre la ley de aborto: “Las que me hicieron cambiar de opinión fueron las miles y miles de chicas que se volcaron a la calle. Verlas criticar pero también describir la realidad de una sociedad patriarcal nos debe colocar a todos en un lugar distinto”.
Palabras resonantes
La intervención más polémica fue la de Rodolfo Urtubey. Al referirse al aborto no punible por violación, señaló que “hay algunos casos en que la violación no tiene esa configuración clásica de la violencia sobre la mujer, sino que “a veces es un acto no voluntario con una persona que tiene una inferioridad absoluta de poder frente al abusador, por ejemplo en el abuso intrafamiliar”.
Sus dichos tomaron vuelo y en el recinto le respondió la camporista Anabel Fernández Sagasti. “Además de estar afuera de todo el marco jurídico legal, todos los presentes estimamos que si es una violación, es violenta. Es algo que se cae de maduro”, planteó en ausencia de Urtubey.
Federico Pinedo tomó la posta y trató de interpretar los dichos del senador, pero luego fue el propio salteño quien volvió al recinto para aclarar: “De ningún modo quise acotar el concepto, ni negar que la violación conlleva violencia, porque es la expresión más terrible de violencia sobre una mujer. Mi sentido era ser más duro, más extremo, en condenar la violación en todas sus formas”.
En otro pasaje de la sesión, la tucumana Beatriz Mirkin profirió un discurso encendido. “¡Acá todo es no! ¡No al proyecto, no a las modificaciones!”, se quejó.
“Se habla de tenerlos (a los hijos) y entregarlos en adopción. Miren: si hay algo que me pone la conciencia ya sacada es que planteemos eso… he estado en el Poder Ejecutivo de mi provincia y he visto a los chicos que no se aceptan en adopción, y no es porque la Justicia los demore, ¡es porque no los quieren a los chicos si son negritos!”, exclamó, mientras la vicepresidenta Gabriela Michetti intentaba tranquilizarla.
En Labor Parlamentaria, los senadores habían acordado un tiempo de 10 minutos para cada orador individual, pero ninguno respetó ese plazo: todos se extendieron por seis minutos e incluso más, para fastidio de Michetti, que en varios momentos trató de poner un límite y por ese motivo discutió fuerte con el radical Luis Naidenoff.
Casi sobre el cierre, el formoseño José Mayans sorprendió con su discurso. “Imagínense ustedes que la madre de Vivaldi, por ejemplo, le haya negado el derecho a la existencia… O la madre de Mozart le haya negado el derecho a la existencia. O de Leonardo Da Vinci, o de Miguel Ángel… Bueno, yo le agradezco a mi madre que no me negó el derecho a la existencia”, apuntó.
El senador fue más atrás en la historia, al apelar a “una mujer que cambió las eras”. “Y yo creo en eso. Muchos somos devotos de María. Ella sabía que cuando aceptó la concepción, podía ser muerta apedreada. Su decisión cambió la era, antes y después… Y ese pueblo que estaba en tinieblas, luz de resplandecer. Y hace 2000 años, el tiempo pasará, pero mis palabras no pasarán. Te guste o no te guste, eso es así”, remató.
A favor y en contra
Al comienzo del debate, el presidente de la Comisión de Salud, Mario Fiad, fundamentó su posición en contra y lamentó que “el derecho a la vida está por convertirse en el más débil de los derechos, el más relativo, el más frágil, el más manipulable”.
El senador radical, quien fue encargado de conducir las audiencias en comisiones, afirmó que el proyecto “es claramente violatorio de la Constitución Nacional, los tratados internacionales suscriptos por nuestro país y las normas legales sancionadas”. En este sentido, dijo que allí se reconoce “a la persona por nacer como sujeto de derecho” y el “derecho a la vida desde la concepción”.
Posteriormente, el presidente de la Comisión de Justicia y Asuntos Penales, Pedro Guastavino, aclaró que en un principio él estaba en contra del aborto legal, pero al cabo del debate que se dio en ambas cámaras comprendió que “la única forma de entender esto es desde el lado de la salud pública”.
El entrerriano del bloque Justicialista criticó la falta de tolerancia en el debate. “Ayer me pasé el día esquivando crucifijos”, comentó, y apuntó a “un sector de la Iglesia que quizá cuando nos desaparecían, torturaban, daban vuelta la cara, o cuando torturaban y violaban a nuestras compañeras desaparecidas miraban para otro lado”.
Por su parte, el titular de la Comisión de Asuntos Constitucionales, Dalmacio Mera, aseguró que el proyecto “no resuelve el problema de la clandestinidad” de esta práctica, y enfatizó que durante los debates en comisiones “no pudo escuchar qué sustancia mágica, qué proceso biológico se produce en la semana 12 o 14 para que una vida valga más o menos a partir de ese momento preciso”.
“No hay forma de decirle a un médico que hasta el día de la semana 14 tiene que practicar la eliminación de ese feto, y el día después va preso”, cuestionó el senador del bloque Justicialista, y se preguntó “cómo se le explica” a un médico que “un día es un servidor público y al otro un asesino”.
Entrada la tarde, otra de las oradoras fue la catamarqueña Inés Blas, quien a raíz de las presiones recibidas puso a disposición su renuncia a la Banca de la Mujer, pero ratificó su rechazo al proyecto, al advertir que “se vulnera el derecho a la vida”.
El presidente provisional del Senado, Federico Pinedo, observó que “tanto la propuesta de Diputados como las modificaciones que se proponen son increíblemente exageradas: se pasa de convertir algo que es un delito en algo que es una obligación, lo cual es un poco exagerado”.
“Lo mismo pasa con los médicos: les dicen que hacer un aborto es un delito y ahora les dicen que es obligatorio porque sino los meten presos. Un poco exagerado para la convivencia en paz”, dijo el macrista.
Quien coronó el discurso antiabortista fue la tucumana Silvia Elías de Pérez, quien sostuvo que “legalizar el aborto es admitir el fracaso del Estado”, a la vez que intentó desagraviar a la Iglesia Católica y convocó a “legislar para la mujer y para el niño por nacer”.
“Duele cuando pensamos que quieren plasmar una nueva forma de discriminación por personas deseadas o personas no deseadas, y que quieren quitarles todos los derechos, ¡hasta el derecho a la vida!”, alertó la radical, que se puso al hombro el lobby “celeste”.
Con el resultado de este miércoles, el Senado puso fin a un debate que inició hace cuatro meses por impulso del propio presidente Mauricio Macri. La iniciativa llegó por primera vez al recinto el 13 de abril, cuando Diputados la aprobó con 129 votos afirmativos y 125 negativos.
Como consecuencia del rechazo de la Cámara alta, el proyecto de ley ya no podrá volver a ser tratado este año, según lo establece el artículo 81 de la Constitución Nacional. Por eso, el Congreso esperará hasta después de las elecciones de 2019, en las que regirá la paridad de género en las listas de candidatos. El aborto legal será un tema ineludible de la campaña.
Fuente: Parlamentario