Nacional – Con un acto en Casa Rosada se anunció el lanzamiento del SAOCOM 1A a fines de septiembre. El satélite cuenta con una antena de radar de 35 metros cuadrados y producirá imágenes para el agro y la gestión de emergencias. Durante la presentación fue homenajeado el ex titular de la CONAE, Conrado Varotto, y no faltaron las preguntas sobre el recorte en ciencia y tecnología.
Con la presencia del presidente de la Nación, Mauricio Macri, el pasado jueves 9 de agosto se realizó la presentación del satélite SAOCOM 1A en el Museo Casa Rosada. Fabricado por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), las empresas INVAP y VENG, y por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), en colaboración con la Agencia Espacial Italiana, la misión SAOCOM (por Satélite Argentino de Observación Con Microondas) consta de dos satélites de 3.000 kilos –el segundo será lanzado a fines de 2019– que llevan una antena de radar de 35 metros cuadrados y que orbitarán a 600 kilómetros de altura.
La misión, considerada el desafío tecnológico más ambicioso en la historia de la CONAE y cuyo principal instrumento es un radar de apertura sintética que lo hace único en su tipo, permitirá medir la humedad del suelo y realizar seguimiento de la cobertura de agua durante inundaciones, entre otras aplicaciones. En el acto, presidido por el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Lino Barañao, junto con el secretario de Planeamiento y Políticas, Jorge Aguado, y el director Ejecutivo y Técnico de la CONAE, Raúl Kulichevsky, también se rindió homenaje al ex director Ejecutivo y Técnico de la CONAE, recientemente jubilado, Conrado Varotto.
El acto contó también con la presencia de embajadores, representantes de agencias espaciales de otros países y gobernadores de varias provincias. El SAOCOM es un proyecto que comenzó en el año 2007 y que será lanzado, si las condiciones meteológicas lo permiten, el próximo 29 de septiembre desde California, Estados Unidos, en un cohete de la empresa SpaceX.
El SAOCOM 1A trabajará en conjunto con un satélite gemelo, el 1B, que será lanzado el año que viene, y con cuatro satélites de la constelación Cosmo Sky-MED de la Agencia Espacial Italiana. Los que aporta la Argentina tienen una antena de radar de banda L, mientras que los italianos trabajan en banda X. Laura Frulla, coordinadora de Aplicaciones de la CONAE, explicó: “La banda L puede penetrar a través de las copas de los árboles y obtener información del sotobosque, hasta dos metros de profundidad. En cambio, los satélites de la constelación Cosmo tienen la información de las copas de los árboles, por lo que son datos complementarios para la interpretación de la superficie terrestre”. El hecho de que sean satélites con radar en lugar de instrumentos ópticos tiene la ventaja de que no son bloqueados por la nubosidad.
“Un satélite llegando al espacio es capaz de mostrar que la Argentina tiene capacidades tecnológicas que nos diferencian del resto de los países latinoamericanos y que plantea un objetivo de país adonde el conocimiento es el que genera riqueza y eso plantea oportunidades de empleo basadas en la educación la ciencia y tecnología”, dijo el ministro Barañao durante la presentación.
El encuentro también fue una excusa para reconocer la trayectoria de Conrado Varotto, histórico titular de la CONAE desde 1994, que dejó su cargo hace unos pocos meses y a quien el presidente Mauricio Macri calificó como héroe. “Gracias al trabajo de un conjunto de cientos de científicos de todo el país en poco más de un mes vamos a lanzar al espacio un nuevo satélite, que fue desarrollado y construido por el equipo de la CONAE liderado por Conrado Varotto, uno de nuestros héroes que se jubiló hace poco después de casi 50 años”, afirmó el presidente.
Raúl Kulichevsky, flamante director de la CONAE, mencionó un trabajo que habían realizado en conjunto con la municipalidad de El Fortín, en Córdoba, como un ejemplo del aporte que brinda la información de los satélites a las problemáticas locales. Allí, la agencia espacial colaboró en el estudio de la dinámica de inundaciones y los métodos para evitar que este tipo de fenómenos se vuelvan a repetir. “La información de las imágenes nos ayudó a trabajar junto con los productores en la creación de una conciencia responsable para optimizar el uso del agua”, leyó Kulichevsky en una carta enviada desde El Fortín.
Los dos elementos más grandes del radar, los paneles solares y la antena de radar, fueron construidos por la CNEA. Alberto Lamagna, vicepresidente del organismo y gerente del área de Investigación y Aplicaciones No Nucleares de la CNEA, observó: “Cuando se habla de paneles solares, uno los asemeja a los que se usan en la Tierra, pero en el caso de un satélite son muy sofisticados porque tienen que soportar la radiación del espacio exterior, sin la protección de la atmósfera. En los paneles trabajaron 20 personas directamente y 60 en forma indirecta. Y en la antena, más o menos lo mismo”.
Proyectos de gran complejidad como el SAOCOM no solo tienen un producto final, sino que también dejan un legado en términos de aprendizaje y nuevas capacidades disponibles. Según Lamagna, el proyecto dejó dos laboratorios nuevos en la CNEA, “uno dedicado a paneles solares y otro a materiales ultralivianos. El primer laboratorio, en asociación con una empresa privada, pudo cotizar los paneles solares para un proyecto internacional de 60 satélites”, dijo.
La empresa estatal rionegrina INVAP, que últimamente ocupó el centro de la escena por el recorte de contratos por parte del Gobierno, estuvo a cargo de la plataforma de servicios del satélite, del ensamblado final y de las pruebas de funcionamiento, en una tarea que requirió de dos millones de horas/hombre. Nicolás Renolfi, jefe de Proyecto SAOCOM en INVAP, manifestó: “En INVAP siempre hacemos cosas que nunca hicimos antes y gracias a lo que fuimos aprendiendo con el SAOCOM hoy ya tenemos 30 radares instalados en la Argentina, con un equipo de profesionales que salieron de ese mismo grupo”.
En cuanto al uso de los datos que proporcionará el SAOCOM, Guillermo Bernaudo, secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca del Ministerio de Agroindustria de la Nación, se refirio a los beneficios que las imágenes satelitales generan en el rendimiento de las cosechas y el uso de los herbicidas. “Esta información puede ser muy útil en casos como el de la sequía para tener un sistema de seguros”, aseguró el funcionario.
Ante las preguntas de periodistas sobre el profundo recorte presupuestario que enfrenta el sector científico-tecnológico, Barañao contestó: “Hay un plan de esta gestión de intentar reducir el déficit fiscal, lo que implica un reordenamiento del gasto público, y en este sentido se está discutiendo el presupuesto futuro. Hoy el CONICET se ve afectado particularmente por el tipo de cambio, dado que gran parte de los insumos son importados. Pero tenemos asegurada la partida para incorporar todos los años a 450 investigadores que garanticen el crecimiento del CONICET”.
La CONAE, que actualmente depende del MINCYT, debió paralizar varios de sus proyectos debido a la falta de fondos y tuvo que concentrar el gasto en el lanzamiento del SAOCOM. Este año, el organismo tiene asignado un monto prácticamente igual al del año pasado (2.420 millones de pesos, apenas 10 millones de pesos por arriba del devengado en 2017) y muy poco por encima de los 1.968 pesos de 2016 y los 1.833 pesos de 2015, en el marco de una actividad espacial que tiene una alta proporción de gastos en dólares.
Ante una pregunta de TSS sobre cómo estarán disponibles los datos del SAOCOM para los usuarios, Kulichevsky respondió: “En CONAE tenemos una política en la que los datos para organismos públicos se brindan de manera gratuita. Para requerimientos de otros sectores seguiremos el camino que tomó nuestro socio, la Agencia Espacial Italiana, que comercializa productos de los satélites Cosmo en conjunto con una empresa privada. Nosotros estamos iniciando un camino similar junto con VENG”.
Fuente: Agencia TSS – Por Matías Alonso