Investigadores del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero estudian la presencia de microplásticos en el Mar Argentino y sus consecuencias para el medioambiente y la vida humana. En un relevamiento encontraron un promedio de 100 partículas de microplásticos por cada litro de agua en muestras obtenidas en diversas partes de la zona costera.
Durante el verano, disfrutar de las olas en las playas es una costumbre para quienes gustan de hacer surf, barrenar o tan solo jugar a saltarlas. Esto puede implicar pegarse un revolcón bajo el agua y tragar agua cargada de sal, yodo y también las micropartículas de plástico que se encuentran en el agua.
Investigadores del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) están estudiando la presencia de microplásticos en el Mar Argentino y sus consecuencias sobre el medioambiente y la vida humana.
Se llama microplásticos a las partículas de plástico de un tamaño menor a los cinco milímetros que se encuentran en el ambiente. Pueden tener ese tamaño por haberse producido así, como sucede, por ejemplo, con las esferas de las cremas exfoliantes, o por la degradación de piezas más grandes que se fueron reduciendo por la acción erosiva del mar.
Un relevamiento realizado por el INIDEP encontró, en promedio, unas 100 partículas de microplásticos por cada litro de agua en muestras obtenidas en diversas partes del Mar Argentino. La bióloga Rosana Di Mauro, quien dirige la investigación, habló con TSS: “Hace diez años, yo estaba haciendo el doctorado y veía en las muestras de plancton pedazos de plástico que no entendía muy bien cómo habían llegado a la muestra. No era mi objetivo, así que no le prestábamos mucha atención y era un comentario que hacíamos con otras investigadora del laboratorio. Pero quedó la idea de que ese plástico, que se puede fragmentar hasta un tamaño tan chico, no debía estar ahí”.
El relevamiento realizado por el INIDEP encontró, en promedio, unas 100 partículas de microplásticos por cada litro de agua en muestras obtenidas en diversas partes del Mar Argentino.
Di Mauro le pidió a los científicos que realizan campañas en barcos del INIDEP y del proyecto Pampa Azul que recolecten muestras que luego ella analizaría en su laboratorio. Hasta el momento, fueron analizadas muestras de la Bahía de Samborombón y la costa atlántica de la provincia de Buenos Aires hasta una profundidad de 100 metros, Península de Valdés, Golfo San Jorge y Tierra del Fuego. También se toman muestras mensuales en la Estación Permanente de Estudios Ambientales que se encuentra unos 50 kilómetros mar adentro de Mar del Plata y, próximamente, también van a estudiar otras traídas de la costa de Santa Cruz. Las muestras son filtradas y luego se analizan los depósitos con fotografías y análisis químicos.
Las micropartículas de plástico presentan diversos riesgos ambientales. Uno intrínseco –aunque todavía falta realizar estudios que cuantifiquen el daño producido– está relacionado con que los animales que viven en el mar comen estas partículas y que, al ser de tamaño tan pequeño, entran en todos los eslabones de la cadena alimentaria. Estas micropartículas generan saciedad pero no aportan nutrientes, por lo que generan problemas para el crecimiento y desarrollo de los animales más pequeños, o directamente pueden bloquear su sistema digestivo y provocar la muerte. En otros casos pueden ser eliminados por el tracto digestivo, pero vuelven a estar disponibles en el ambiente para luego ser consumidos por otro animal.
Muestra con dos fibras plásticas, una azul y otra transparente. Los círculos verdes son diatomeas, un tipo de alga pluricelular. Foto: Gentileza Di Mauro.
También existe otro riesgo vinculado a que a estas partículas se les adhieren contaminantes como hidrocarburos o metales pesados, que luego son liberados en los estómagos de los animales, incluidos el de los seres humanos. “Recién empezamos a ver qué hay, adonde está y qué es”, explicó Di Mauro, que trabaja como asesora en el programa de Pesquerías de Peces Demersales Costeros del INIDEP. Y agregó: “Después vendrá la etapa de distinguir dónde se fue acumulando en mayor medida, cuáles son los recursos que pueden ser afectados y analizar, mediante experimentos, cómo afectan los microplásticos a las tasas de reproducción y de crecimiento de los animales”.
Se supone que el origen de estas partículas depende de la zona en la que se tome la muestra, ya que en la desembocadura del Río de la Plata seguramente se encontrarán partículas que se generaron en las ciudades de su cuenca, pero en la plataforma continental se encontrarán plásticos que fueron arrastrados por las corrientes marinas desde miles de kilómetros de distancia. La diferencia que se puede encontrar en las muestras está más relacionada con que las fibras pueden ser de mayor tamaño al no haber sufrido la erosión del mar. De todas maneras, las mediciones pueden resultar bastante homogéneas. “Trabajé en la Universidad de Louisiana –en Estados Unidos– e hicimos mediciones en el Golfo de México. Como es semicerrado, uno esperaría encontrar más partículas en un lugar así que en la plataforma del Mar Argentino, que es abierta, pero por ahora encontramos la misma cantidad”.
La investigación por ahora no cuenta con financiamiento específico pero están esperando que se haga efectivo el depósito correspondiente a un proyecto PICT ganado el año pasado. “El tema es bastante nuevo y por ahora lo estamos haciendo a pulmón. Con poco financiamiento y mucha buena voluntad de la gente que navega y la buena predisposición de los jefes científicos de cada campaña”, dijo Di Mauro.
Fuente: Agencia TSS – Por Matías Alonso