Un padre intentó conseguir la reducción de la cuota alimentaria que la jueza de Familia de Cipolletti Marissa Palacios había fijado en un 30% de su sueldo. Alegó que pretendía bajar esa suma en un 12% puesto que habían cambiado las circunstancias, sin embargo la magistrada no hizo lugar al planteo.
En primer lugar el hombre afirmó que participaba activamente en la crianza de su hijo, que compartía tiempo con él, que lo llevaba a las reuniones familiares y a las vacaciones.
También alegó que tiene otra hija y que le brinda la cuota alimentaria. En total abona el 50% de sus ingresos por ambas cuotas. Consideró, en conclusión, que la suma excede en gran manera lo necesario para cubrir los gastos de un adolescente sobre todo cuando, según sus dichos, le compra todo lo que necesita y requiere.
La jueza de Familia de Cipolletti no admitió el planteo del progenitor y a su vez consideró los dichos de la madre del joven y de parte de su entorno. La mujer aseguró que el padre tiene una relación fría y distante con su hijo y que en los escasos momentos en que se encuentra con él es para hablarle de la cuota alimentaria, de la necesidad de disminuirla, lo que provoca que vuelva angustiado y estresado.
En definitiva, sostuvo que es falso que se hubiesen modificado las circunstancias por la mayor participación en la crianza de su hijo y que la variación del salario no implica una variación de las circunstancias a tener en cuenta.
La jueza consideró que el padre no probó en el expediente su mayor participación en la crianza del hijo, por el contrario, testigos afirmaron otra cosa. Razonó que el hecho de que sus ingresos se hayan incrementado no puede tomarse como una modificación de las circunstancias “en tanto dicho aumento no constituya una suma totalmente desproporcionada a las necesidades del alimentado, configurándose un enriquecimiento ilícito”.
Dice la sentencia: “la jurisprudencia ha precisado que a medida que crecen, aumentan en los hijos las necesidades en materia de alimentación, educación, vestimenta, esparcimiento y vida de relación, con el consiguiente incremento de los costos. Por ello, de manera uniforme, nuestra jurisprudencia sostiene que, sin necesidad de producir prueba concreta al respecto, puede solicitarse un incremento de la cuota fijada para el hijo menor, en razón de su mayor edad respecto de la suma que tenía al fijarse o convenirse la cuota originaria”.
El criterio de la jueza fue sostenido por la Cámara de Apelaciones en lo Civil de Cipolletti por lo que el fallo se encuentra firme.
Fuente: Dirección de Comunicación Judicial – Poder Judicial de Río Negro