Estudiantes de la licenciatura en Informática de la UNLP crearon un kit para personas con problemas de visión. El prototipo consiste en unos anteojos con sensores para medir la distancia con respecto a objetos a la altura de la cabeza y un bastón para detectar obstáculos al nivel de la cintura. Cuenta, además, con un sensor que monitorea la humedad del suelo para advertir por charcos de agua.
Tic, tic, tic, se escuchan los golpes del bastón por la calle. Esa ayuda que reciben las personas con dificultades en la visión es una herramienta rústica pero que ha sido una asistencia invalorable por miles de años. El problema es que solo da alguna información de lo que toca y muchas veces falla al encontrar obstáculos a diferentes alturas.
El acceso a sensores que cada vez tienen precios más accesibles disparó la curiosidad de dos alumnos de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), quienes diseñaron un kit que le otorga a esta tecnología milenaria una ventaja de la mano de la electrónica. El prototipo consiste en unos anteojos con sensores para medir la distancia con respecto a objetos a la altura de la cabeza y un bastón para detectar obstáculos al nivel de la cintura. Cuenta, además, con un sensor que monitorea la humedad del suelo para advertir por charcos de agua.
Al detectar algún obstáculo, el usuario es notificado a través de vibraciones en el mango del bastón o en el teléfono celular. Cada kit se puede configurar mediante una aplicación de celular para personalizar la fuerza de la vibración, el rango de medición y otras variables para dar más comodidad.
Cuando Paula Altoaguirre y Rodrigo Torales tuvieron que pensar su proyecto de tesis para la licenciatura en Informática de la UNLP quisieron trabajar en una iniciativa que pudiera ayudar a mejorar la calidad de vida de personas con discapacidad. Algunos estudiantes ciegos les contaron sobre cierto tipo de anteojos para facilitar el desplazamiento, pero que son inalcanzables por su precio. Por lo tanto, se propusieron diseñar un kit personalizable y de bajo costo, en el que esperan que el total de insumos electrónicos necesarios no supere los 2000 pesos.
Al detectar algún obstáculo, el usuario es notificado a través de vibraciones en el mango del bastón o en el teléfono celular.
El bastón está equipado con dos sensores: uno infrarrojo a la altura del mango, que puede detectar objetos, y uno de humedad, en la punta inferior. También tiene conexión Bluetooth para vincularse con el celular y los anteojos, que también tienen un sensor infrarrojo. Además, diseñaron una aplicación que permite activar o desactivar los sensores, chequear la carga de las baterías y personalizar la sensibilidad de detección. “Se hizo un diseño participativo para que los usuarios finales pudieran tomar decisiones junto con los tesistas”, explicó a TSS Ivana Harari, docente de la Facultad de Informática de la UNLP y directora del proyecto.
La electrónica está basada en placas Arduino, un hardware libre que se puede comprar por bajo precio. Una vez defendida y aprobada la tesis, toda la información del proyecto quedará publicada para que cualquiera con conocimientos de informática o electrónica pueda replicar el kit: estarán disponibles los planos para soldar las placas, la programación electrónica y la aplicación para el celular.
Algunas de estas placas debieron reacomodarse para que tuvieran una mayor utilidad o comodidad para ser insertadas en el bastón y en los anteojos. También hubo que hacer una programación especial teniendo en cuenta el movimiento del bastón. “Cuando la persona ciega mueve el bastón se da un oscilamiento, a veces de derecha a izquierda, a veces de arriba hacia abajo. Ese barrido hace que a veces el obstáculo sea detectado por el sensor y luego se pierda, lo que podría confundir al sistema”, explicó Harari. Esta dificultad no estuvo planteada en el caso de los anteojos, ya que apuntan a un mismo lugar con más estabilidad.
El desarrollo del proyecto involucró a potenciales usuarios que dieron recomendaciones para mejorar el diseño.
Como fruto de la interacción constante con los usuarios potenciales, surgió la necesidad de cambiar el mango del bastón, ya que el que se diseñó en un primer momento resultó ser demasiado ancho e incómodo. Para eso se imprimió la carcasa con una impresora 3D, se cambió el tipo de pilas y el orden de las placas. Así, la nueva versión del bastón resultará en un modelo más fino, largo y liviano.
Si bien la idea del sensor de humedad surgió para evitar charcos y superficies resbaladizas, incluyeron la opción de desactivarlo. Según Harari, “Los chicos ciegos pidieron eso porque ellos sienten la humedad por el ruido que hace el bastón al tocar las superficies y saben cuándo hay un charco. No quieren perder las percepciones que una persona adquiere al perder la vista”.
El proyecto se presentará en distintas instituciones como la Escuela Especial número 515 de La Plata (para niños con problemas de visión) y la Biblioteca Braille de esa misma ciudad. La idea es dejar un kit en cada uno de las instituciones donde se realicen presentaciones. “Quienes lo han usado están muy contentos y agradecidos de que desde la Facultad se esté trabajando en tecnología que pueden usar y que haya investigación sobre este tema. Es un paso que abre a otras ideas y que exige responder frente a eso”, sostuvo Harari.
Fuente: Agencia TSS – Por Matías Alonso