Un análisis de un informe presentado por la Secretaría de Salud de la Nación revela que el ajuste llegó a las vacunas y confirma la preocupación existente en la comunidad médica. Se observó una caída en las cantidades de varias de las vacunas compradas entre 2016 y 2018, lo que provocó una baja en los porcentajes de coberturas y un grave perjuicio para la niñez y la comunidad en general.
Desde la primera semana del mes de julio se profundizó el debate público con respecto al cumplimiento del Calendario Nacional de Vacunación (CNV) por el Gobierno Nacional. Las bajas temperaturas invernales inducen al repunte de enfermedades propias de la época, varias de ellas prevenibles por vacunación. Los boletines integrados de vigilancia nacionales, o Boletín Epidemiológico (BE), del 9 de junio y el 2 de julio pasados dieron cuenta que la bronquiolitis —en menores de dos años—, enfermedades de tipo influenza (ETI), neumonía y enfermedad respiratoria aguda se encuentran en ascenso estacional desde abril. Mientras que la bronquiolitis y la ETI muestran registros superiores a años anteriores, la tos convulsa también registra crecimiento. En este último caso, el BE compara el comportamiento de las primeras 24 semanas de los años 2018 y 2019: en el primer caso denuncia 168 casos confirmados a nivel país y, para el año en curso, este valor asciende a 324 casos.
Funcionarios públicos provinciales y municipales manifiestan retrasos en recibir algunas vacunas y la respuesta recibida ha sido recurrente: “No dispongo del recurso en la heladera”, sin recibir otra información desde las autoridades nacionales. Los agentes públicos implicados directamente en la tarea de vacunar manifiestan que no disponer de vacunas representa un grave perjuicio e induce a una caída en los porcentajes de coberturas, perjudicando a niños y niñas en particular y a la comunidad en general.
Las bajas temperaturas, la precariedad de las condiciones de vida en parte de la población con posibles índices de desnutrición y la baja cobertura de los índices de vacunación son un combo peligroso que preocupa a especialistas, ya que podrían generarse serios problemas de salud pública. La Comisión Nacional de Inmunizaciones (CoNaIn), en su reunión del 9 de abril (acta disponible en la web de la Secretaría de Salud), puso en evidencia la falta en el suministro de vacunas al esgrimir razones como problemas financieros, circuitos de compra complejos, provisión limitada y dificultades con los trámites de aduana, entre otros. Miembros de CoNaIn reclamaron más información sobre las causas de la falta de vacunas.
Ante esta situación, la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados solicitó al Poder Ejecutivo Nacional información al respecto y la Secretaría de Salud emitió una respuesta. En ella, la autoridad competente abordó temáticas diversas, aunque no reconoció anomalías en la provisión de vacunas, sino solo faltantes temporarios. La respuesta incluyó información sobre la cantidad de dosis de vacunas compradas por la Secretaría de Salud para los años 2016, 2017, 2018, 2019 hasta el 20 de mayo pasado, así como sobre la modalidad de adquisición.
El objetivo de este artículo es analizar la información y fundamentar con datos una realidad que se presenta en el territorio y que es negada por las autoridades sanitarias o se comunica confusamente. Cabe aclarar que, por sí mismas, las cantidades compradas no permiten conclusiones relevantes ya que cada vacuna tiene un esquema indicado por el CNV y se hace necesario comparar la población objetivo (PO) con las cantidades compradas. La PO se calculó a partir de la información suministrada por la Secretaría de Salud sobre los “Nacidos Vivos” y la cantidad de embarazadas, y no se incluyó al personal de salud.
La Comisión Nacional de Inmunizaciones (CoNaIn), en su reunión del 9 de abril, puso en evidencia la falta en el suministro de vacunas.
La salud descuidada
Un primer análisis permite observar una caída en las cantidades de varias de las vacunas compradas entre el año 2016 y el año 2018.
La vacuna triple bacteriana a celular (DTPa) protege contra la difteria, tétano y pertussis (tos convulsa). Esta vacuna se aplica como refuerzo en niños de 11 años, a embarazadas y a personal de salud. El cálculo realizado indica una PO de 1.474.000 dosis año y el informe de la Secretaría de Salud indica que se compraron 1.674.565 dosis de esta vacuna para el año 2016, 900.000 dosis para el año 2017 y 980.000 dosis para el año 2018. Al mes de mayo de este año se habían comprado 977.000 dosis. Más allá de 2019, solamente en el año 2016 la población fue cubierta, mientras que en los otros años aparecen faltantes de vacunas. Este faltante se agrava por no incluir el cálculo de PO al personal de salud, que debe vacunarse por CNV.
Esto se agrava todavía más si se tiene en cuenta que la tos convulsa es una de las enfermedades informadas con registros crecientes. Según el BE, el 70% de los casos confirmados de tos convulsa son en menores de un año y quienes tienen menos de dos meses representan el 23% de los casos. La primera aplicación para prevenir esta enfermedad está indicada por el calendario a los dos meses, a través de la vacuna pentavalente, ya que en los dos primeros meses de vida la protección debe provenir de la triple bacteriana a-celular que recibe la madre durante su embarazo. Este análisis nos permite decir que hay faltante de esta vacuna y que la franja etaria que esta vacuna cubre está mostrando un aumento de los registros de la enfermedad.
En tanto, la vacuna pentavalente (que contiene cinco antígenos, uno de ellos el de la tos convulsa) protege de la enfermedad a partir de los dos meses y hasta los 11 años de edad, y también muestra una caída en las cantidades compradas: en el año 2016 se compraron 3.339.809 dosis, en el año 2017 fueron 1.700.000 dosis, en el año 2018 se adquirieron 2.050.000 dosis y en el año 2019 han sido 1.679.000 dosis. El cálculo realizado de PO es de 2.244.000 dosis, por lo que, a partir de 2017, no se cubrió la PO.
El Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas (INEVH) Julio I. Maiztegui, dependiente del ANLIS-Malbran, ubicado en la ciudad de Pergamino, es el único lugar del mundo que produce la vacuna contra la fiebre hemorrágica, considerada huérfana. Actualmente, la planta no está produciendo debido a falta de mantenimiento en su equipamiento.
La vacuna contra la hepatitis B (HB) está indicada por CNV para aplicarse al recién nacido antes de dejar el hospital y por única vez (cabe aclarar que el antígeno contra la HB también forma parte de la vacuna pentavalente y tiene otras aplicaciones). La PO estimada es de 740.000 dosis anuales. El informe de la Secretaría de salud muestra que se compraron 300.000 dosis en el año 2018 y, al mes de mayo de este año, se han comprado 375.000 dosis. Nuevamente, en los años 2018 y en lo que corre del actual, no se ha cubierto a la PO.
La vacuna meningocócica es conocida por su nombre comercial: Menveo. Esta vacuna se incluyó en el CNV a partir del año 2017 y el cálculo de PO es de unas 2.875.000 dosis anuales. El informe de la Secretaría de Salud indica que se compraron en el año 2016 1.484.255 dosis, en el año 2017 se adquirieron 1.155.935 dosis, en el año 2018 fueron 1.651.600 dosis y al mes de mayo de este año se han comprado 1.120.000 dosis. Así, se infiere que las compras de 2016 y 2017 cubrieron el primer año de aplicación. Sin embargo, nuevamente se puede observar que las compras del año 2018 no cubrieron la PO estimada y lo mismo parece suceder para el actual, lo que también se percibe en el hecho de que esta vacuna es la más mencionada como faltante en vacunatorios ante el requerimiento de la población. Además, el Gobierno retiró del CNV una dosis correspondiente a los 11 años, hecho por el cual tuvo una presentación judicial. Se trata de la vacuna más costosa: su valor por dosis —con costo aduanero incluido—es de 26 dólares, por lo que en función de la PO estimada el presupuesto para esta vacuna es de 74.750.000 dólares anuales.
En el año 2016, se modificó el esquema de vacunación que previene a la poliomielitis y actualmente se aplican dos vacunas: la Sabin oral y la Salk. El análisis realizado para estas vacunas indica que las compras de Sabin oral bivalente han disminuido marcadamente, desde 7.730.000 dosis en el año 2016 a 3.000.000 en el año 2018, no obstante, la población objetivo estimada para esta vacuna es de 2.400.000 dosis año, por lo que mostraría una compra sobreestimada en el año 2016. En tanto, la Salk muestra una PO de aproximadamente 1.500.000 dosis al año y las compras informadas por la Secretaría de Salud para los cuatro años muestra valores inferiores.
En el caso de la vacuna neumocócica, en los años 2017 y 2018 se compraron 4.000.000 dosis anuales, con un cálculo de la PO que muestra un requerimiento de 2.260.000 dosis año. Cabe aclarar que la información que brinda la Secretaría de Salud del CNV para este año, abierta por edades, muestra que esta vacuna está incluida para mayores de 65 años. Esta franja etaria no se consideró en la PO calculada, lo que explicaría la diferencia.
Un primer análisis permite observar una caída en las cantidades de varias de las vacunas compradas entre el año 2016 y el año 2018.
La vacuna contra la Hepatitis A pediátrica muestra una compra para los años 2018 y lo transcurrido del año 2019 que no cubre la PO.
La única vacuna que provee al CNV una de las productoras públicas de medicamentos es contra la Fiebre Hemorrágica Argentina. La vacuna es producida por el Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas (INEVH) Julio I. Maiztegui, dependiente del ANLIS-Malbran, ubicado en la ciudad de Pergamino, zona núcleo de la enfermedad. Esta planta es el único lugar del mundo que produce esta vacuna, contenida en un programa de atención de la enfermedad, la que es considerada huérfana. Actualmente, la planta no está produciendo debido a falta de mantenimiento en su equipamiento, el stock de vacuna languidece y en los años recientes se han incrementado los casos de la enfermedad en la región núcleo, llegando algunos a la muerte.
Tras una mirada de la coyuntura se podría decir que el ajuste llegó a las vacunas y que los datos confirman la marcada preocupación al respecto en la comunidad médica. No obstante, es imprescindible que el conjunto de actores involucrados en el tema trabaje con una mirada de largo plazo en la provisión de vacunas al CNV. La realidad actual es que la industria farmacéutica multinacional controla la producción de vacunas, enmarcada dentro de la industria de los biofármacos, a nivel global con gran inserción en los países emergentes durante la primera década del siglo XXI.
La Argentina es uno de los países emergentes con recurrentes crisis de balanza de pagos y, como consecuencia, con escasez de dólares. La crisis que vive el país muestra un presente en el que no se abastece totalmente a su CNV y un futuro incierto en línea con la incertidumbre general vinculada al valor del dólar, la tasa de endeudamiento del país, la prioridad puesta en los compromisos externos y la recesión en la economía.
La política pública referida a provisión de vacunas al CNV en los últimos 15 años muestra la necesidad de pensar estrategias posibles que permitan aislar una temática tan sensible al cuidado de la salud en la niñez y en la vejez de vaivenes globales controlados por grandes corporaciones multinacionales que alejan cada vez más la posibilidad de tratar “la vacuna” como un bien social. Es imperioso que las fuerzas políticas comiencen a trabajar en este sentido y convoquen a todos los actores involucrados con el objetivo de generar estrategias sostenibles de largo plazo.
*Economista, magíster en Desarrollo Industrial, profesional de Apoyo a la investigación del Instituto de Estudios sobre la Ciencia y la Tecnología, Universidad Nacional de Quilmes–CONICET.
Fuente: Agencia TSS — Por Dora Corvalán