Primero fueron rumores. Luego, trascendidos. Ahora, un alto funcionario provincial de Buenos Aires ya dejó ver claramente las intenciones de María Eugenia Vidal de apropiarse del agua del río Negro para poner en marcha enormes proyectos de riego en territorio bonaerense. Los medios de comunicación se convirtieron en caja de resonancia de una campaña agresiva, tendiente a generar el ambiente social propicio que favorezca a esos intereses.
Está claro que, aprovechando su poder político y su cercanía con el gobierno nacional, la provincia de Buenos Aires tiene hoy la capacidad de forzar todo tipo de acuerdos, para lograr quedarse con lo que, por ley, nos pertenece a los rionegrinos. Aún cuando los criterios legales, técnicos y geopolíticos nos están dando la razón sin lugar a dudas.
La cuenca del río Negro y sus afluentes recorre las provincias de Neuquén, Río Negro y Buenos Aires, generando más de 3400 Km. de costas (considerando ambas márgenes), de las cuales solo unos 70 Km. se encuentran en territorio bonaerense. Sin dudas, los 200 m3/seg. a los que aspira Buenos Aires son no solo excesivos sino también abusivos para un río que durante gran parte del año no supera los 400 m3 de caudal.
Por otro lado, las costas bonaerenses comienzan a partir del meridiano 63° 23´ Oeste (cercano a la zona de Zanjón de Oyuela), por lo tanto, a partir de ese punto están disponibles las aguas correspondientes al cupo que se determine técnicamente en favor de esta provincia. No existe ninguna razón para suponer que ese caudal pueda ser retirado aguas arriba y trasvasado a través del territorio rionegrino, generando un impacto ambiental sumamente negativo en lo que hace a flora, fauna, paisajismo, y recreación a lo largo de todo el transcurso del río Negro, por pérdida de caudal, embanques, estancamientos, pérdidas de nivel en los puntos de toma, modificación de cauces, etc. , etc.
Y, por último: Desde el punto de vista lógico, la idea de realizar obras faraónicas de trasvase de agua de un río, para permitir regar tierras distantes más de 100 Km. de su curso, podría justificarse solo en caso de no contarse con tierras aptas para cultivo en la misma cuenca. Pero suponer eso sería desconocer absolutamente la realidad de nuestra provincia, de Neuquén y de nuestros vecinos del partido de Patagones.
Por el contrario, en esta cuenca y de acuerdo a estudios realizados por la FAO, organismo dependiente de las Naciones Unidas, se encuentran los valles potencialmente irrigables más extensos del mundo y actualmente, sin la artillería mediática ni económica con que cuenta la provincia vecina, se están llevando adelante proyectos muy ambiciosos que están modificando a diario la frontera agrícola de nuestra provincia.
La defensa de nuestras aguas debe ser una bandera de todos los rionegrinos. El Plan Castello implica la realización de obras integrales de recolección y tratamiento de aguas servidas para 12 localidades de nuestra provincia. Este gobierno está trabajando intensamente para proteger el agua de nuestro río. No podemos dejar que se la lleven.
Leandro Tozzi Legislador JSRN
Prensa Bloque de Legisladores Juntos Somos Río Negro