Fueron 3 hombres, que actuaron encapuchados y cubiertos por barbijos. Tenían el dato de la existencia de más plata, porque la víctima también administra otras propiedades. Las autoridades aún no dieron con ellos
Una mujer de 67 años y su hijo de 23 fueron salvajemente golpeados y atados con precintos en manos y pies para inmovilizarlos. Fueron tres hombres que actuaron encapuchados y cubiertos por barbijos. Los abordaron anoche, alrededor de la medianoche, en un complejo de 8 departamentos en el que residen, ubicado entre las calles Sierra Pailemán y Mencué de esta villa balnearia.
Los asaltantes, que aún no fueron identificados ni detenidos, permanecieron en la propiedad hasta las 6.30 de la mañana de este domingo, tras someter por casi 8 horas a los ocupantes, que no se resistieron y les entregaron la plata que tenían en su poder, porque sostenían que guardaban más dinero del que les entregaron.
Al huir, se llevaron 80.000 pesos y 600 dólares en efectivo, y escaparon en el auto Volkswagen Fox 2005 propiedad de la familia.
El departamento en el que residen las víctimas está arriba del resto de las viviendas del complejo. El joven de 23 años estaba jugando en la computadora y su madre había cruzado a una casa ubicada enfrente, para cenar con un matrimonio amigo (en la ciudad, debido a la fase de la pandemia que se atraviesa, ya se autorizaron las reuniones de grupos reducidos).
Al regresar al complejo fue sorprendida por los tres hombres, que le golpearon la cara y a fuerza de puñetazos la obligaron a subir hasta donde estaba su hijo.
Ya en el interior del lugar precintaron las manos y pies de ambos y los dejaron sentados en sillones. Allí los maltratos se agudizaron, golpearon al chico y le dijeron a su madre que, si no les decía dónde estaba la plata, le amputarían “los dedos y las orejas” al muchacho.
Ninguno se resistió y les explicaron dónde estaba el único dinero que tenían, que habían ahorrado por el trabajo que en la temporada de verano realizó el joven y por lo que recaudaron por el alquiler de las viviendas. Sin embargo, los violentos reclamaban más, porque sostenían que tenían el dato de que contaban con una suma mucho mayor, aunque no precisaron el monto.
En las casi 8 horas en las que permanecieron golpearon repetidas veces al chico, los violentaron a gritos, comieron lo que hallaron en la heladera y, algunos, hasta descansaron en los sillones del lugar. Finalmente, decidieron partir. Aunque antes les dijeron que no se desataran, y que ellos, mediante una llamada anónima, les iban a avisar a los policías para que se presentaran a liberarlos.
Al huir se llevaron el auto familiar, aunque de esto las víctimas se percataron después. Una vez solos, fue el hijo quien pudo romper el precinto y liberó a su mamá. Luego, llamaron a la policía a través de su teléfono fijo, que no fue violentado, debido a que sus celulares se los sustrajeron los autores del robo.
Ahora, tras la actuación de criminalística, que tomó huellas en el lugar, la fiscalía local investiga lo ocurrido y la comisaría 29 del balneario realiza diligencias.
La mujer, que fue asistida en el hospital, ya regresó a su casa, al igual que su hijo. Ambos, pese a los golpes y contusiones, se hallan sin secuelas de gravedad.
Fuente: Diario Río Negro