Apostar por la prevención, la piedra angular de la salud visual

Este jueves 12 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Visión. En el mundo, 2,2 millones de personas tienen una discapacidad visual o ceguera, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). De esos casos, de acuerdo con el organismo, al menos un millón podrían haberse prevenido o aún no han sido abordados.

Compartimos la opinión del Dr. en Medicina e investigador Juan Gallo, director del Instituto de Investigaciones en Medicina Traslacional (Universidad Austral-Conicet) y médico del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Austral, sobre la importancia de la prevención y de la realización de los controles, sobre todo en pacientes con enfermedades crónicas oftalmológicas.

En junio pasado, el Dr. Gallo se convirtió en el primer oftalmólogo latinoamericano en recibir el premio ARVO Gold Fellow (Asociación para la Investigación en Visión y Oftalmología, por sus siglas en inglés).

Compartimos la opinión del Dr. en Medicina e investigador Juan Gallo, director del Instituto de Investigaciones en Medicina Traslacional (Universidad Austral-Conicet) y médico del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Austral.

 

“En el Día Mundial de la Visión, es importante recordar que el 50% de los problemas de visión son prevenibles o tratables, pero para ello es crucial no postergar los exámenes oftalmológicos completos”.

“La pandemia del Covid-19 ha quedado lejos en el imaginario social, pero sus consecuencias aún son palpables en el consultorio. En el último tiempo hemos observado un deterioro en pacientes que padecen enfermedades oculares crónicas y esto se debe, en gran medida, a la falta de controles durante este período”.

“En el caso de las enfermedades oculares crónicas, como la degeneración macular asociada a la Edad (DMAE), el glaucoma y la retinopatía diabética, el tiempo es nuestro aliado. La diferencia entre seis meses o un año puede ser crucial en la evolución de estas afecciones”.

“La DMAE lesiona la mácula, la parte del ojo que permite visualizar los detalles con precisión, y repercute directamente sobre las actividades de la vida diaria como leer, escribir, mirar televisión, etc. En sus dos formas de presentación –la húmeda y la seca– no suele causar síntomas en etapas tempranas. Para prevenirla lo principal es controlarse con el especialista”.

“El glaucoma consiste en una alteración del nervio óptico ocasionada principalmente por el aumento de la presión intraocular. Es una afección silenciosa, pues pasa desapercibida hasta sus etapas finales, cuando ya afecta la agudeza visual del paciente. Por ello, resulta esencial someterse a un examen completo con un oftalmólogo, especialmente si existen antecedentes familiares”.

“Tanto la DMAE como el glaucoma son enfermedades íntimamente relacionadas con la edad que, si no son diagnosticadas y tratadas, pueden llevar a la ceguera. En este contexto, es fundamental que las personas mayores de 60 años se sometan a un examen oftalmológico anual para evaluar su salud ocular y detectar posibles problemas”.

“En cuanto a la diabetes, su prevalencia está en constante aumento y en consecuencia se eleva el riesgo de complicaciones secundarias. El daño del tejido neural y de los vasos sanguíneos que produce la diabetes no controlada también avanza en los ojos: la retinopatía asociada se produce cuando la enfermedad afecta la estructura neuro-vascular de la retina. Al no desarrollarse de un día para otro o incluso de un mes para el otro, nos da la posibilidad de intervenir antes. Sin embargo, gran parte de esta responsabilidad recae en los pacientes que incluso en la actualidad están comenzando tímidamente a retomar sus visitas al consultorio”.

“En un país acostumbrado a los vaivenes, hay razones para el optimismo, tanto por el recurso humano con el que contamos, como por el avance que está experimentando la oftalmología. Destaco especialmente el uso de la Tomografía de Coherencia Óptica (OCT) que revolucionó el tratamiento de enfermedades de la retina. Esta técnica no invasiva que empezó a usarse sólo para la mácula, actualmente, sirve también para el segmento anterior del ojo. Con respecto a la inteligencia artificial, la oftalmología ha sido pionera en el uso de esta tecnología para detectar, diagnosticar y tratar patologías oculares. En 2018, la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA) aprobó la aplicación de un algoritmo autónomo para analizar la retinopatía diabética y, hoy, su uso es incipiente en América Latina. También se está investigando el uso de la IA para un campímetro objetivo, con el cual se puede analizar mejor la funcionalidad de la retina y permitiría diagnosticar enfermedades de forma precoz”.

“En este contexto, considero fundamental seguir trabajando con responsabilidad y esfuerzo y, a la vez, continuar impulsando la investigación. Recordemos siempre que la prevención es el cimiento fundamental para mantener y proteger nuestra salud visual”.

Fuente: Prensa Universidad Austral