Con tantos de Lionel Messi y Marcos Rojo, el equipo de Sampaoli se impuso 2-1 en una agónica, merecida y trabajada victoria.
Cinco minutos. Tan sólo cinco minutos restaban para el fin. Y no sólo para el final de partido, sino también para la participación de la Selección Argentina en el Mundial de Rusia 2018. Pero allí apareció Marcos Rojo. Tras un centro desde la derecha de Gabriel Mercado, Rojo la capturó de volea y puso el 2-1 final para obtener la clasificación a la próxima fase.
Dominio, presión, actitud. La Selección Argentina jugó el primer tiempo como la situación lo ameritaba. Con la intensidad necesaria para ganarle en mitad de cancha a un Nigeria que también salió convencido para conseguir la clasificación a la siguiente ronda. Sin embargo, el rival se encontró con Messi…
Tras un pase fantástico de Banega, Lionel controló la pelota en dos tiempos y definió de derecha contra el palo del arquero Uzoho, que no tuvo oportunidad de desviar el remate.
Con un doble 5 rápido en la transición de pelota y una defensa firme, Argentina se fue al vestuario con un 1-0 que fue justo. Pero el complemento iba a ser muy duro.
El árbitro vio agarrón de Mascherano dentro del área y Victor Moses cambió penal por gol. Con el partido 1-1, el equipo conducido por Jorge Sampaoli debía salir a buscar la victoria, más aún sabiendo que Islandia no podía conseguir los tres puntos frente a Croacia.
La jugada del final fue un manto de calma. De alegría y de festejo para que Argentina ahora piense en Francia. La historia continúa.
Con sufrimiento, con grandeza, con ímpetu, con honor. La Selección Argentina se puso de pie. Y como. La presión fue un escollo, pero también un trampolín hacia el próximo paso. Los octavos de final ya son una realidad. El conjunto albiceleste sigue su camino en Rusia 2018. Como debía ser. Francia nos espera. Allá vamos. Con 23 leones y millones de corazones empujando. El camino, recién comienza…
Fuente: Prensa AFA