Una mujer de San Antonio compró un cachorro Border Collie en un criadero de la provincia de Buenos Aires, reconocido por la Asociación Canina Argentina. Realizó el depósito bancario para pagar la adquisición. Esperaba con ansias sumar a la mascota a su hogar, cuando recibió un llamado del transportista.
El hombre le informó que el perrito tenía síntomas de encontrarse enfermo. Aun así, completó el traslado hasta la ciudad de San Antonio Oeste. Apenas recibió a su mascota, debió llevarla a la veterinaria. Le diagnosticaron enteritis viral. Pasaron unos días de mucha angustia, hasta que el perro finalmente murió.
La mujer inició el reclamo ante el criadero. Se comunicó varias veces por WhatsApp, pero no recibió respuestas satisfactorias. Luego, comenzó un proceso en Defensa del Consumidor del Municipio y finalmente en el Juzgado de Paz de la localidad.
En el proceso de menor cuantía presentó el pago realizado, certificados de la historia clínica y de atención del can, factura de los gastos veterinarios realizados y capturas de pantallas de los diálogos mantenidos vía WhatsApp con el criadero. También con el transportista.
La jueza de Paz tuvo acreditado entonces la compra efectiva del animal al establecimiento La Porfiada. Se verificó la titularidad de la parte demandada, ya que el criadero contaba con la certificación de la Asociación Canina Argentina. De esta manera, condenó a la dueña del criadero a pagarle una indemnización por daños y perjuicios a la compradora.