Despidos y paralización en el CAREM

Con un corte en la autopista Panamericana, trabajadores del proyecto CAREM (por Central Argentina de Elementos Modulares) protestaron por los despidos que ponen al borde de la paralización al proyecto con mayor potencial del sector nuclear argentino. Julio González, delegado de la UOCRA sucursal Zárate, le dijo a TSS: “Esto no arrancó ayer, tuvimos un período de conciliación obligatoria de casi un mes con diferentes negociaciones. La respuesta siempre fue la misma: la paralización del proyecto con el despido de los compañeros y compañeras. Hay 260 desafectados y todavía quedan 160 trabajando por dos meses más y después queda paralizada la obra. Había contratos de empresas que estaban trabajando en forma normal pero de repente hubo una directiva de abandonar el proyecto, de dejar de invertir en un proyecto estratégico en materia energética y de soberanía. Este Gobierno decidió paralizarlo y frenar la inversión. Es un proyecto muy importante para el país pero también para Zárate y alrededores, donde la gente hoy se queda sin trabajo”.

Por su parte, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), la responsable del proyecto, envió un comunicado en el que dice que “la obra del CAREM continúa y no se ha detenido. Hay tareas específicas que han finalizado y por eso se dieron de baja contratos”. El presidente de la CNEA, Guido Lavalle, dice en el mismo documento: “Faltan detalles que se van a ir completando en los próximos años a medida que avancen temas de ingeniería y el montaje electromecánico”. Y agrega: “Como todo proyecto de tecnología de gran escala, el CAREM requerirá de nuevos fondos en el futuro. Dado el nivel de avance logrado, la actual gestión de la CNEA se abocará junto al Gobierno nacional al trabajo de ingeniería para poder llevar al CAREM a un nuevo estadio”.

En muchos proyectos de desarrollo de tecnología este tipo de retrasos y la falta de actualización de los salarios de los trabajadores significan parates que luego son difíciles de recuperar, ya que muchos especialistas optan por cambiar de actividad o por seguir con el desarrollo de su carrera profesional en el exterior, con lo que el país termina por perder recursos que tardó años y capital en formar. En el caso del CAREM, los sucesivos retrasos a lo largo de varias décadas en el proyecto hicieron que la Argentina perdiera la ventaja temporal que tenía en la carrera tecnológica mundial en un nicho muy específico y con gran potencial comercial, como el de los reactores pequeños modulares.

Trabajadores de la construcción del reactor CAREM cortaron la autopista Panamericana en reclamo por los 260 puestos de trabajo que fueron suspendidos por el Gobierno. Desde la UOCRA denuncian que no se están renovando los contratos porque se quiere abandonar el proyecto, mientras que la CNEA dice que continúa pero que hará falta nuevo financiamiento.

«Es un proyecto muy importante para el país pero también para Zárate y alrededores, donde la gente hoy se queda sin trabajo», dijo González.

Cuándo se inició la obra del CAREM

El CAREM es un reactor modular pequeño, un diseño que se ideó a fines de los años ochenta y que se fue reformulando hasta fines de los noventa. Se trataba de un proyecto único en el mundo que permitía que nuestro país pudiera ser líder en reactores nucleares para poblaciones de menos de 100.000 habitantes, para proyectos productivos que necesitan mucha energía o para atender otros requerimientos de alto consumo, como la desalinización de agua de mar.

En el año 2000 estaba todo listo para iniciar su construcción pero la crisis de 2001 interrumpió los planes. Más adelante, fue parte de plan nuclear del kirchnerismo y se avanzó en los puntos finales del diseño y los permisos para la construcción en Lima, Zárate, y se inició la obra civil en 2014. Con el macrismo, la construcción pasó a depender de un gerenciador privado, Techint, que suspendía la obra constantemente para pedir readecuaciones de precios. Más cerca en el tiempo, durante 2020, casi no hubo avances por la pandemia y entre finales de ese año y 2023 el proyecto avanzó a buen ritmo, hasta que la falta de interés del Gobierno de Milei volvió a generar problemas en la obra.

Durante estos años, otros países han avanzado en diseños similares y Rusia produjo un reactor embarcado en 2022 para dar energía a ciudades del circulo ártico en invierno. China, en tanto, conectó a su red de energía un reactor pequeño en 2021. Estados Unidos y Reino Unido tienen decenas de estos reactores en construcción, que tienen la ventaja de que se pueden producir en una fábrica centralizada y luego se pueden trasladar los elementos por barco o camión, generando una producción estandarizada y en cadena que permite bajar los precios, los tiempos de contrucción y facilitar la exportación de reactores.

En el CAREM, el 70% de los componentes son de origen nacional, así como también su combustible. Se espera que, para 2030, el mercado de los reactores modulares pequeños sea de unos 6.800 millones de dólares, de los cuales la Argentina podría formar parte si tuviera un reactor funcionando y posibilidades de financiar su construcción en el extranjero.

El proyecto CAREM también sufrió retrasos en la construcción de su recipiente de presión, una de las partes más importantes del reactor, ya que la empresa privada encargada de fabricarlo, IMPSA, estuvo al borde de la quiebra por problemas financieros con un negocio en Brasil y otro en Venezuela. Posteriormente, fue rescatada por el Estado Nacional y la provincia de Mendoza en 2021, a pedido de la empresa. En julio de este año circuló el rumor de que el Estado argentino habría vendido su participación a una empresa estadounidense pero luego no pudo ser confirmado y el 11 de septiembre de este año la provincia de Mendoza dio media sanción a un proyecto de ley para vender sus acciones.

Consultado sobre cuáles son las expectativas con respecto al futuro del proyecto, González le dijo a TSS: “No hay expectativas porque no hay interlocutores válidos, se toman decisiones irracionales. Hay falta de políticas de este Gobierno que está en contra de los trabajadores”.

 

Por Matías Alonso

Fuente: Agencia TSS