Referentes del sistema científico del oficialismo y la oposición debatieron en el Congreso sobre cuáles son las políticas prioritarias a implementar en el área de ciencia y tecnología durante la próxima gestión. Hubo consenso en la necesidad de una mayor federalización, articulación y equidad de género, y disensos en cuanto a lo realizado en los últimos años.
En los últimos años, la comunidad científica salió a la calle reiteradas veces en reclamo por el sistemático recorte de presupuesto que puso en jaque la continuidad de proyectos de investigación, el mantenimiento de institutos y la transferencia de los desarrollos científicos a la sociedad. Sin embargo, algunos problemas del sistema vienen de años anteriores, cuando había mayor inversión en el sector. Con el objetivo de reflexionar sobre las necesidades prioritarias de cara a los próximos años, el pasado lunes 16 de septiembre se realizó el debate “El futuro de la ciencia. Las políticas científicas en los próximos cuatro años”, organizado por la Red Argentina de Periodismo Científico (RADPC) en el edificio anexo de la Cámara de Diputados de la Nación.
Allí, expusieron Jorge Aguado, secretario de Planeamiento y Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (CTIP) de la cartera nacional de Ciencia; Ana Franchi, directora del Centro de Estudios Farmacológicos y Botánicos (CEFYBO–CONICET/UBA); Fernando Peirano, ex subsecretario de Políticas en CTIP (2011-2015) y miembro del colectivo Agenda Argentina; y Érica Hynes, ministra de CTIP de la provincia de Santa Fe. Entre los principales consensos estuvieron la necesidad de procurar una mayor federalización del sistema científico, mejorar la articulación dentro y fuera del sector, e implementar políticas que disminuyan la desigualdad de género. En tanto, hubo marcados disensos respecto al balance del sector durante la gestión del presidente Mauricio Macri.
“Creo que lo más importante de los últimos años es el hecho de haber tomado a la ciencia y la tecnología como política de estado, no solo desde el punto de vista de la continuidad de los equipos de gestión, sino también en cuanto a la continuidad del Plan Argentina Innovadora 2020, manteniendo lo que creíamos que había que mantener y cambiando lo que así consideramos, pero siempre sosteniendo el objetivo principal: que la generación del conocimiento ayude a la mejora de la sociedad argentina”, sostuvo Aguado.
Para avalar su postura, dio algunos números. Según el funcionario, en los últimos cuatro años hubo un crecimiento del 210% del presupuesto, se ejecutaron 584 proyectos por casi 1000 millones de pesos, 10 proyectos interministeriales por 550 millones de pesos y 150 convenios con el sector privado. “También pudimos saldar una deuda existente de 700 cargos en la carrera de investigador del CONICET y fijamos una política de ingresos con un número fijo de 450 cargos. Esto permitió un crecimiento total de 2500 cargos, más 272 puestos destinados al personal de apoyo”, aseguró.
De izquierda a derecha: Fernando Peirano, ex subsecretario de Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (CTIP) del ex MINCYT(2011-2015) y miembro del colectivo Agenda Argentina; Jorge Aguado, secretario de Planeamiento y Políticas en CTIP de la Secretaría de Ciencia; Ana Franchi, directora del Centro de Estudios Farmacológicos y Botánicos (CEFYBO–CONICET/UBA); y Érica Hynes, ministra de CTIP de la provincia de Santa Fe.
“Yo tengo otros números”, intervino Franchi. “La situación del sector es grave. Según datos proporcionados por nuestro colega Jorge Aliaga, en 2015 la Función Ciencia y Técnica recibía el 0,35% del presupuesto, mientras que actualmente recibe el 0,23%. Estos números se reflejan todos los días en nuestros lugares de trabajo. Hay investigadores que tienen que realizar hasta la limpieza de los institutos. Hemos tenido una pérdida salarial que en números calculados antes de las PASO era de un 40%. Los becarios y parte del personal administrativo tienen sueldos por debajo de la canasta familiar. Las consecuencias son que cada vez hay más jóvenes que deciden irse al exterior o a hacer tareas que están por debajo de la formación en la cual el estado argentino invirtió durante quince años”.
Por su parte, Peirano aportó sobre otros aspectos de la crisis del sistema científico. “Desde el primer día, el gobierno de Mauricio Macri sometió al sistema de ciencia y técnica a un ahogo presupuestario. Pese a que había prometido elevar la inversión llevándola al 1,5% del PBI, fuimos a contramano de esa consigna: llegamos a un nivel similar al que había previo a la creación del MINCYT. También hubo una crisis institucional, ya que no se respetaron ni las leyes aprobadas en este mismo Congreso, que marcaban una hoja de ruta en áreas como la satelital, nuclear y producción pública de medicamentos”, apuntó.
A su turno, Hynes remarcó: “el principal problema de la ciencia y la tecnología argentina es político”. Para explicar este punto, la ministra citó un concepto de Amílcar Herrera, referente del pensamiento latinoamericano en ciencia y tecnología, referido a las políticas implícitas y explícitas. “Las primeras están contenidas en el desarrollo del país que queremos. Si apuntamos a un país que tiene su motor en la industria y que busca cambiar su matriz energética, va a generar una agenda distinta para los que hacen CTI que si se trata de un país concentrado en la producción primaria”, indicó.
En tanto, las políticas explícitas son las leyes, estatutos y el presupuesto específico destinado al área. “Sobre esto, los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández han tenido importantes aportes, sobre todo en recursos humanos e infraestructura”, reconoció Hynes. “Sin embargo, no se logró resolver la agenda implícita y las desigualdades estructurales de nuestro país no fueron atendidas por los centros donde se crea conocimiento local. Por otra parte, estas críticas quedaron en absurdo los últimos años porque ya no hubo ni políticas explícitas ni implícitas. Si la economía del país está basada principalmente en la especulación financiera, no hay posibilidad de generar agenda para el sector científico”.
“Pudimos saldar una deuda existente de 700 cargos en la carrera de investigador del CONICET y fijamos una política de ingresos con un número fijo de 450 cargos. Esto permitió un crecimiento total de 2500 cargos, más 272 puestos destinados al personal de apoyo”, aseguró Aguado.
Preguntas sobre el futuro
Luego de las exposiciones de los panelistas, se abrió lugar a las preguntas tanto de los moderadores del debate como del público presente. Ante la consulta de cuáles son las prioridades a atender en los próximos años, Franchi afirmó: “la primera prioridad es volver a tener un MINCYT y re-jerarquizar el área, que fue degradada sin ahorrar un peso, solo para hacerle un guiño al FMI. También aumentar el presupuesto y federalizar, pero federalizar en serio, para que los grupos e investigación puedan instalarse y ser un foco de atracción hacia otros investigadores y becarios. Tercero, articular mejor tanto dentro sistema científico como con el sistema productivo y la población en general”. Hynes coincidió y agregó: “la política científica no puede enfocarse solo en el CONICET. Debemos tener una discusión superadora que incluya sobre todo a las universidades nacionales”.
A su vez, Peirano señaló que es fundamental volver a poner en marcha la rueda del trabajo y la producción. “Pero sabemos que después de eso vamos a volver a chocar con restricciones conocidas, como la desigualdad y la falta de acceso a la salud y la educación. Tenemos que preguntarnos de qué manera el sistema de ciencia y tecnología se va a hacer cargo también de esas prioridades”, sostuvo. Por su parte, Aguado disparó: “Que digan que desde lo institucional no hemos trabajado de manera correcta con el directorio de CONICET, el COFECYT o los organismos de ciencia y tecnología no es verdad”, y aseguró que en la actual gestión se trabajó mucho en mejorar la articulación. Además, anticipó que se lanzará la convocatoria al PICT 2019 con subsidios de 50.000 dólares.
Con respecto a la federalización del sistema científico, la ministra de Ciencia de Santa Fe argumentó: “La federalización nunca se ha abordado con éxito desde el inicio de la democracia. Como representante de la única provincia que tiene una ley de financiamiento de ciencia y tecnología creo fundamental tener una política federal, que permita que otras provincias que no tienen la posibilidad de invertir en el sector tengan una retribución a través del Estado nacional para poder hacerlo”. Además, señaló que el foco no debe estar puesto solo en lo productivo, sino que también debe contemplar a las ciencias sociales y humanidades, que tienen la capacidad de atender muchos déficits estructurales del país.
“La política científica no puede enfocarse solo en el CONICET. Debemos tener una discusión superadora que incluya sobre todo a las universidades nacionales”, dijo Hynes.
Ante la pregunta realizada por TSS sobre qué políticas concretas proponen para reducir la desigualdad de género en el ámbito científico, quienes tomaron la iniciativa para responder fueron las dos expositoras mujeres. Franchi señaló que no es tanto un problema de ingreso sino de ascenso a cargos jerárquicos, ya que, por ejemplo, hay un 60% de graduadas en las universidades nacionales, pero solo un 11% de rectoras. Otro de los puntos a mejorar son las condiciones laborales: que haya más jardines maternales, lograr la extensión de la licencia por paternidad y trabajar sobre los casos de acoso laboral y sexual.
En tanto, Hynes se refirió al programa de género en CTI implementado en Santa Fe desde el ministerio a su cargo, como ejemplo de lo que se puede hacer a nivel federal. Con Franchi coincidieron en que es importante discutir sobre la implementación de políticas de cupos (por proyecto, por lugar de trabajo), aunque admitieron que suele ser polémica en el ámbito científico pese a ser una discusión necesaria. Por su parte, Peirano sumó la propuesta de crear una “defensoría del investigador”, que atienda las cuestiones de género y otras violencias. Aguado, en tanto, coincidió en que “el tema de género es algo que tenemos que abordar de manera más sistemática y formal” y que es uno de los tópicos contemplados en el Plan Argentina Innovadora 2030, que se presentará en las próximas semanas.
Por último, los expositores tuvieron unos minutos para hacer una reflexión final sobre lo discutido. “Si bien algunas de las cosas que se reclamaron hoy, cuando estuvieron en la gestión no la llevaron adelante, me alegro que compartan la idea de que hay que seguir trabajando en los desafíos nacionales, como Pampa Azul, la inteligencia artificial y el plan espacial. Esperamos que el partido político que gane las elecciones siga manteniendo a la ciencia y la tecnología como política de estado”, dijo Aguado. Por su parte, Peirano apuntó: “Falta dar respuestas sinceras a una comunidad de ciencia y técnica que estos años sufrió el ajuste y el debilitamiento institucional. Formo parte de un proyecto político que considera que los países son ricos por el conocimiento que generan. No todos los que estamos acá tienen candidatos que se expresen de la misma manera”.
Hynes volvió a hacer hincapié en la necesidad de ampliar el diálogo entre sectores y con la sociedad. “Hay que diversificar las discusiones, nuestro debate no puede centrarse solamente en cuántos ingresos hay en el CONICET o si aumentar los cargos en temas prioritarios o libres. También tenemos que sacarle la responsabilidad a los científicos y científicas diciendo que hablan un idioma distinto a los empresarios: es un deber del Estado ecualizar esa conversación”. Finalmente, Franchi destacó: “La crisis es una oportunidad para repensar el sistema de CTI que venimos emparchando cada vez que los gobiernos neoliberales lo destruyen. La política científica no es solamente mantener un ministro que hace lo contrario a lo que hizo en el gobierno anterior. Tiene que ser algo que beneficie al desarrollo de la sociedad para lograr un país inclusivo, federal y feminista”.
Fuente: Agencia TSS — Por Nadia Luna