Los gritos destemplados del final de su discurso, y las 8 menciones despectivas hacia el gobernador Alberto Weretilneck, fueron la manta que usó el intendente Martín Soria para esconder los temas más sensibles de la ciudad. Habló de los otros, pero no habló del rumbo de sua ciudad. Se plantó como el gerente de una empresa constructora repasando lo que hizo de asfalto y lo que supuestamente hará. Pero nada dijo de la tierra, de loteos para las familias jóvenes, ni una palabra de llevar servicios básicos (como el agua) a los barrios que se han ido formando en los últimos años, cosas que son su verdadera obligación, porque así se lo marca una ordenanza sobre nuevos barrios.
Y su silencio es sospechoso. Porque puede suponerse que no hace nada sobre esos temas. O lo que es peor: no le interesa el sufrimiento ajeno. Ha dado muestras. Hace exactamente 2 años el intendente Soria les mentía descaradamente en la cara a los vecinos de Fiske Menuco diciéndoles “el año que viene hacemos la obra del gas al barrio”. No cumplió, y esa obra ya la está ejecutando el gobierno provincial. Ese gobierno al que Soria le dedica tantos insultos, tuvo la buena voluntad y la sensibilidad suficiente, para resolver la inversión. Ese gobierno que “despilfarra” le llevó agua potable a vecinos de Barrio Nuevo y de Chacra Monte, porque el municipio fijó otras prioridades..
No pronunció, a lo largo de su pavoneo trabucado, ni una palabra de acciones para acompañar a los vecinos en su vida cotidiana, como si el asfalto en algunas zonas de la ciudad fuera un “antibiótico de amplio espectro”. Incluso ha hecho obras de asfalto en manzanas enteras de terrenos baldíos, mientras en varios barrios de la ciudad algunas necesidades básicas siguen sin ser atendidas.
El vecino no tiene ventanillas de atención cerca. No hay delegaciones. Cuanto menos necesidades y reclamos lleguen a sus oídos, mejor. Una vecina de Quinta 25 pasó 15 días yendo el municipio a pedir agua para sus hijos. Nunca la atendieron. Ese es el rostro que Soria intenta ocultar con gritos, mentiras e insultos. Le molesta la demanda social. ¿Será peronista?
Y las preguntas no son capciosas, sino que surgen espontáneas ante la evidente realidad que desnudan sus silencios: Ni una palabra dijo el intendente de la acción social, de la contención de mujeres víctimas de violencia, mucho menos del consejo local de la mujer. No dijo nada de adultos mayores. Menos de la seguridad en los balnearios de la ciudad. Allí donde en otras ciudades de Valle hay bañeros, Soria puso carteles de “Prohibido Bañarse”. El pueblo que se las arregle si no tiene para pagar la pileta.
Pero de lo que habló, de lo que le gusta, y fue su primer anuncio en el discurso, fue el asfalto de la calle Damas Patricias. Habló de 8 cuadras que ya están hechas, y de 12 cuadras que piensa hacer. 20 cuadas.
Habló de, lo que pomposamente denominó, “el puente del barrio La Rivera”, que no es más que una alcantarilla de 2 metros de ancho.
También elogió una vez más su fiesta, donde pone su rostro en todas las pantallas gigantes, y de la que nunca rinde cuentas.
En el discurso inaugural debía hablar de la ciudad. Podría haber aprovechado el tiempo para contar que pretende de Roca, para donde va a crecer, que hará con las tomas, si va a contener o no el avance de los barrios sobre las chacras. Podría habernos contado si apoya o no la puesta en marcha del aeropuerto, o que piensa de la fruticultura. Pero no lo hizo. En cambio empeñó un tercio de su intervención para hablar mal e irrespetuosamente del Gobernador Alberto Weretilneck. Podría haber hablado de cómo arreglar el caos de tránsito que hay en la ciudad y cómo piensa solucionarlo, pero prefirió usar la presencia de los medios para hacer campaña. Campaña para él. Para su ego personal, que se agiganta con cada cuadra de asfalto. Pero Soria se esconde justo cuando tiene la chance de demostrar cómo puede gobernar y gestionar, como por ejemplo cuando hay que terminar planes de viviendas. Le otorgaron a la ciudad 231 viviendas hace 2 años y solo se ven pequeñas (casi invisibles) bases de cemento juntando yuyos, justo enfrente de donde la Provincia “mal administrada” levanta el Colegio Secundario de Educación Técnica más grande de la provincia. Un imponente edificio en Quinta 25 al que, por un “capricho” del intendente Soria, los chicos no podrán llegar en forma directa a través de la Avenida Roca porque el intendente de los enojos no tiene ni ganas ni intención de realizar la apertura de esa calle hacia el norte. Para que le valla mal al Gobierno de Weretilneck. Porque claro, el a los chicos que van a tener que dar toda la vuelta no los tiene en cuenta. Y una vez más, lo que no hace desnuda a Soria, lo muestra tal cual es: prefiere su pelea, al bienestar de los vecinos.
Sobre el plan de vivienda, Soria no le contó al auditorio del deliberante porqué razón hoy hay 13 intendentes rionegrinos que solucionaron las diferencias con Nación, y con ayuda provincial, avanzan en la ejecución de sus planes de viviendas, y porque en Roca no hay avances. Pasó que Soria le gritó a todos, trató de inútiles a la Provincia y a la Nación, y ahí están las 231 viviendas paradas. Así gestiona: se lleva por delante todo, y si no se sucumbe a su capricho… viene el portazo, el grito y el rencor. Mucha miseria, para ser político.
Por eso, ha quedado en evidencia a través su discurso, que Soria es un dirigente que no sabe dónde ir, o qué hacer. Como sus rotondas, gira sobre sí mismo. Se repite año tras año aprovechando la inercia y la bonanza financiera que le dejó la gestión de su padre, Carlos “Gringo” Soria. Pero él no es El Gringo, y él lo sabe, aunque grite. El Gringo sabía cuándo y donde gritar. Este intendente destemplado, grita cuando lo aplauden, se pelea con absolutamente todos y la gente de Roca termina muchas veces siendo víctima de su comportamiento.
Por Mesa Juntos Roca
Juan Cruz Muñoz: Presidente
Nélson Ayenao: Vicepresidente
Carlos Peralta; Secretario
Fuente: Prensa Bloque de Legisladores Juntos Somos Río Negro