En el año 1820 falleció en su casa natal de la Ciudad de Buenos Aires Don Manuel Belgrano, y en su homenaje, celebramos cada 20 de junio el día de la bandera, insignia que nuestro prócer enalteció con la mirada puesta en el continente bajo el destello del Sol de los Incas.
La bandera fue enarbolada por primera vez en la isla del espinillo sobre el río Paraná al inaugurarse la batería independencia. En su comunicación al gobierno patrio, Belgrano decía: “Siendo preciso enarbolar bandera, y no teniéndola, la mandé hacer celeste y blanca, conforme a los colores de la escarapela nacional”.
Sin embargo, en ese momento no se consideró oportuno suplantar la bandera española. Fue el Congreso de Tucumán el que adoptó la bandera creada por Belgrano como símbolo de las provincias unidas.
San Martín la hizo jurar por el ejército de los Andes expresando: “Soldados, esta es la primera bandera independiente que se bendice en América”.
Este símbolo de nacionalidad, ayer y hoy, nos reúne bajo su manto protector y nos convoca a expresarle lealtad en cada uno de los actos de nuestra vida cotidiana, en el trabajo, en el estudio, en el hogar o en el desempeño público; honrando el espíritu de Belgrano con el compromiso puesto al servicio de los valores que conforman el bien común.
Todos nosotros estamos llamados a ser “página eterna de Argentina gloria” –como dijera el poeta Chassaing -pues somos los símbolos vivientes de la patria. Si observamos bien, su paño celeste como el cielo nos hace mirar a lo alto, y buscar en ese horizonte la realización de nuestros sueños como pueblo soberano.
No resignemos nuestros sueños, no claudiquemos la esencia que nos distingue.
¡Feliz día de la Bandera!
Fuente: Senadora Silvina García Larraburu.