Hundir el astillero

Nacional – El Astillero Río Santiago se encuentra paralizado por la falta de fondos para comprar insumos. Los trabajadores reclaman por la falta de inversiones del Gobierno bonaerense, que en poco más de dos años ya designó a tres presidentes para dirigir una empresa naval que supo ser la más moderna de América Latina y que debe entregar buques a medio construir y diversas reparaciones ya encargadas.

El lunes 25 de junio una fuerte columna de humo negro se levantaba en la ciudad de La Plata. El reclamo de los casi 3000 trabajadores del Astillero Río Santiago, que se encuentra prácticamente paralizado por la falta de fondos para comprar insumos, se hacía sentir en las calles platenses. El próximo 31 de de octubre –y tras sucesivos retrasos– la empresa estatal bonaerense con sede en Ensenada debería entregar el buque Eva Perón, que se comenzó a construir en 2005 y está a flote desde 2012. Nadie sabe si eso finalmente ocurrirá.

La fecha de entrega del Eva Perón había sido negociada por el presidente anterior del Ente Administrador del Río Santiago, Ernesto Gaspari, el segundo de la gestión de María Eugenia Vidal. Posteriormente, la firma volvería a cambiar de autoridades, en un proceso que incluyó el despido de gerentes de extensa trayectoria en el astillero.

“Echaron a siete gerentes que eran de carrera, que no venían de la política. A diferencia de los despedidos, algunos gerentes nuevos son abogados y otros son ingenieros pero no navales, con lo que no conocen sobre esta actividad y lo están demostrando en el día a día”, le dijo a TSS Francisco Banegas, delegado de ATE Ensenada.

El último cambio de autoridades se produjo de manera inesperada. En la mañana del 7 de mayo pasado llegó al astillero una comitiva de autos oficiales de la Gobernación bonaerense custodiada por oficiales de Prefectura, Gendarmería y policías de civil. Lo que inicialmente parecía una intervención fue solo un cambio formal de autoridades tan intempestivo que nadie lo supo explicar.

Así fue como Daniel Capdevila, un ingeniero mecánico que se había desempeñado como coordinador de Proyectos en el Ministerio de Modernización de la Nación, llegó para ocupar la presidencia y así reemplazar al hasta entonces titular de la firma, Gabriel Curto, quien estaba en el cargo desde octubre del año pasado tras reemplazar a Gaspari, exgerente general de Musimundo y cercano al Presidente Macri por su paso por la empresa familiar SOCMA.

“Nunca se cambiaron tan seguido los presidentes de la empresa. En dos años y medio de este Gobierno llevamos tres presidentes y tres ministros de la Producción en la provincia, lo que es una muestra de la improvisación que hay en estos temas. Como trabajadores venimos bregando para que esto se reactive, para construir para la marina mercante y la defensa nacional, pero mientras tanto se compran buques en el exterior en vez de generar trabajo en la Argentina”, dijo Banegas.

El Astillero Río Santiago fue fundado en 1953 en Ensenada y llegó a ser el más moderno de América Latina durante esa década, con un plantel integrado por 8000 trabajadores. La firma logró atravesar las olas institucionales de la Argentina y en los años noventa estuvo a punto de ser privatizada. Su reactivación comenzó en el año 2005, con la firma de un contrato con la venezolana PDVSA para construir dos buques petroleros. En el año 2014 se lograron firmar 23 contratos para embarcaciones nuevas, lo que se creía que le garantizaba trabajo hasta 2025.

En el año 2013, la firma también había comenzado a diversificarse: formó parte de un consorcio público-privado integrado por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), el Ministerio de la Producción, Ciencia y Tecnología de la provincia de Buenos Aires y la empresa Metalúrgica Calviño que recibió un subsidio del programa FONARSEC de la Agencia por 23 millones de pesos para el desarrollo de componentes para aerogeneradores, un sector de la industria actualmente relegado por la compra de equipamiento importado en las licitaciones del programa RenovAR.

Los trabajadores de la empresa, que realizaron diversas movilizaciones y medidas de fuerza durante el último mes, denuncian la paralización de los trabajos por la falta de insumos y creen que es la antesala de un ajuste que buscará la reducción de la planta de personal de la firma, que actualmente emplea a cerca de 3000 personas. Mientras tanto, En las gradas de trabajo esperan los dos buques que deben ser entregados a Venezuela, dos lanchas de instrucción para la Armada y una serie de reparaciones que ya fueron encargadas, entre las que está un buque al que hay que hacerle media vida (mantenimiento mayor).

“Acá se hizo la Fragata Libertad, la Fragata Santísima Trinidad y seis corbetas con una licencia alemana. Hay una historia muy rica y un reconocimiento a la capacidad y la calidad de la mano de obra que tiene el astillero”, afirmó Banegas.

 

Fuente: Agencia TSS – Por Matías Alonso