El ministro de Economía solicitará la cooperación con todos los acreedores, tanto organismos internacionales como privados. Infografía con el calendario de pagos que le toca afrontar al país.
El ministro de Economía, Martín Guzmán expresó que Argentina será nuevamente un caso testigo en materia de reestructuración de la deuda, ya que solicitará desde el vamos cooperación a todos los acreedores, tanto organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, y privados, como el Club de París.
Con el respaldo del Papa Francisco en su accionar, quien consideró que no es lícito pagar deudas con “sacrificios insoportables”, y ante la presencia de la titular del Fondo, Kristalina Georgieva, Guzmán dejó en claro ayer que la deuda para el país es una sola y requiere cooperación de todos los actores, en donde “no sea una situación en la que todos pierdan”.
Esta premisa de negociar con todos parece básica y, sin embargo, nunca se hizo en el pasado.
Las leyes estaban escritas por los acreedores, y en ellas los organismos fueron históricamente tratados como privilegiados y los bonistas gozaban de cláusulas de aceptación del 100% que obligaban a litigios en cortes internacionales, ante eventuales incumplimientos.
Y si un país no podía salir de su trampa de crecimiento, tampoco podía pagar sus deudas, y los litigios en Nueva York eran casi cantados.
Le pasó a la Argentina, a Perú, a Ecuador, al Congo, por mencionar sólo unos casos resontantes.
La premisa de negociar con todos parece básica y, sin embargo, nunca se hizo en el pasado”
El debate internacional sobre el default argentino de 2001 y, luego, la crisis mundial de 2009 y sus efectos sobre los emergentes, y el caso puntual de la reestructuración de deuda griega de 2010 y 2012, movilizaron a la comunidad internacional, no obstante lo cual recién en 2014, los acreedores privados aceptaron suavizar las exigencia de mayorias en los contratos, las llamadas Cláusulas de Acción Colectiva.
También los países emergentes plantearon una discusión en la Organización de Naciones Unidas (ONU) con nueve principios para una solución ad hoc y sostenible de la deuda, para países en problemas.
Si bien esta propuesta fue aprobada por mayoría en septiembre de 2015 en Asamblea de la ONU, “no fue apoyada por los países centrales”, ni tampoco promovida su aplicación posterior, recordó ayer Guzmán.
Uno de los principios de la ONU reza que “los Estados no deben discriminar entre los acreedores”.
Así fue como Guzmán anticipó que la Argentina no sólo pedirá colaboración al Fondo, sino también a los países miembros de Club de París, que estaban presentes el miércoles, ya que en mayo vencen US$ 2.200 millones por este concepto.
“La Argentina pagará tasas de interés del 9% de la deuda desde 2020 a 2021 con el Club de París y eso no solo es insostenible sino que también marca un anclaje muy importante para el resto de la restructuración. Definitivamente, no es pari passu (igualdad de trato a acreedores) lo que estamos tratando de hacer”, lanzó Guzmán.
El Club de París es el vencimiento más fuerte del año y de ahí a que la gira europea del presidente Alberto Fernández transitó por cuatro países miembros de ese organismo.
Las palabras de Guzmán recordaron las negociaciones pasadas con el Club, que llevaron 14 años, donde no se logró condonación alguna por lo acumulado impago desde el 2001 y pidieron intereses que resultaron muy altos, en un contexto de bajísimas tasas luego de la crisis financiera mundial del 2014.
Es así que durante 2020, los requisitos de servicio de la deuda del Tesoro incluyen, además de los pasivos con el Club de Paris, unos US$ 4.400 millones por acreedores privados, a quienes el Gobierno tiene previsto seguir abonando con reservas “aunque no por mucho tiempo”, se excusó ayer Guzmán.
Asimismo, hay otros US$ 4.200 millones con organismos como el FMI y US$ 7.200 millones de deuda bajo la ley local, con un mayor margen del Gobierno para modificar condiciones.
Es así que si la Argentina logra renegociar o postergar los vencimientos de la deuda con los organismos mientras presenta la oferta a los acreedores privados, despejaría potencialmente vencimientos por la friolera de US$ 6.400 millones.
En ese caso, cualquier plan económico que marque un sendero de recuperación y se presente con este alivio de deuda para 2020, resultará más creíble para los acreedores privados que quieran negociar de buena fe.
Este resultado permitirá acercarse al cronograma ambicioso planteado por la Nación.
Gran parte del éxito de ese cronograma está en manos de la voluntad política de los organismos internacionales, y de los países centrales, y es ahí a donde se apuntaron los dardos.
La carta fuerte faltante son los Estados Unidos, que reúne 16% de los votos del Fondo, un poco más que todos los europeos juntos que visitó Fernández.
El presidente estadounidense, Donald Trump, está inmerso en la campaña electoral tras el escándalo por el intento de juicio político, pero instruyó a funcionarios del Tesoro para avanzar en negociaciones, de las que aún no trascendieron resultados.
Fuente: Télam – Por Mara Laudonia