La Fundación de la Universidad Nacional del Comahue para el Desarrollo Regional (FUNyDER) y el Laboratorio de Rehabilitación y Restauración de Ecosistemas Áridos (LARREA) de la Facultad de Ciencias del Ambiente y la Salud, lleva adelante un proyecto para la puesta en marcha de un vivero de plantas nativas en Challacó, que será destinado a remediar los suelos afectados por la actividad hidrocarburífera, que demandará una inversión cercana a los dos millones y medio de pesos. La iniciativa la llevan adelante junto a la Asociación de Fomento Rural de Challacó, con el apoyo de la Secretaría de Estado del Copade de la provincia de Neuquén y el financiamiento del ex Ministerio de Ciencia y Tecnología, a través de un proyecto PFIP espro (eslabonamiento productivo).
El objetivo es poner en marcha en la localidad un vivero de especies nativas, para lo que se capacitará a los pobladores rurales en las técnicas de producción y cuidado de las plantas, se deberá realizar la perforación y dotar de infraestructura para lleva adelante el proyecto. Las plantas serán vendidas luego a las empresas petroleras que operan en la zona que deben remediar, de acuerdo a la ley vigente, los campos donde han dejado de trabajar. Subsidiariamente se utilizará el agua para regar cultivos y para mejorar la crianza de animales.
El director del proyecto es el licenciado Fernando Farinaccio, actualmente secretario de Vinculación Tecnológica de la Facultad, y es codirectora María Argentina Córdoba, presidenta de la Asociación de Fomento Rural de Challacó. El proyecto tiene prevista una inversión de $ 2.464.000 y el subsidio de la línea nacional alcanza los $1.484.200. La responsable de llevar adelante el proyecto y coordinar las capacitaciones es la docente e investigadora del laboratorio LARREA licenciada Florencia González. El laboratorio, que dirige el doctor Daniel Pérez viene realizando capacitaciones de este tipo desde el año 2010 y ya ha realizado experiencias exitosas en Aguada San Roque, Añelo, la zona oeste de Neuquén y Cutral Co.
“El proyecto surge de todas las experiencias que hemos desarrollado con el laboratorio LARREA, de ahí es donde surge el conocimiento, hemos tenido proyectos exitosos de capacitación en viverización. Somos un laboratorio que además de la investigación hacemos prácticas con la comunidad y de todas esas experiencias surgio un paper en el que nosotros proponemos incluir a la educación ambiental dentro de la restauración ecológica”, explicó Florencia González. Sostiene que de esto se desprenden beneficios para el poblador, como el aumento de la percepción ambiental, y una vez que valoran su ambiente, reconocen los daños, cuáles son los riesgos que sufren sus sistemas, empiezan a conservarlos, a cuidarlos y hacen prácticas, en este caso productivas, que les dejan un rédito económico
La investigadora destacó que “los proyectos son de capacitación en viverización en zonas de actividad hidrocarburífera, con la intención de remediar el daño que genera, trabajando las maneras de revertir el impacto en la vegetación y la fauna, con la recuperación del suelo. Para esa actividad de recuperación se necesitan plantas nativas y los viveros comerciales no las venden, recién ahora empiezan a surgir algunos emprendimientos privados que viverizan plantas nativas, cuando se iniciaron las capacitaciones en el 2010 no había nada y la idea del laboratorio fue dar el conocimiento de primera mano a la sociedad”.
González recordó que “la primera experiencia se realizó en Añelo, donde la actividad hidrocarburífera está muy desarrollada pero el poblador local no está inserto, así que las diferencias sociales son muy marcadas, y el desafío del grupo de investigación fue cómo bajar estos conocimientos a gente que, en muchos casos, apenas sabía leer y escribir, uno como docente de la Facultad está acostumbrado a ir y dar una clase y allá hay que trabajar de otra manera, nosotros somos licenciados en Ambiente, no especialistas en educación, el profesor Daniel Pérez se doctoró en Enseñanza de las Ciencias y nos guió en este recorrido”.
Sobre el proyecto de Challacó, González explicó que “tiene dos etapas ellos no tienen provisión de agua, entonces necesitaban financiamiento para realizar la exploración y la perforación para obtener agua y a partir de ahí hacer la capacitación sobre especies nativas, ellos están en una zona de explotación hidrocarburífera así que hay muchas empresas que requerirían las plantas para realizar la remediación de sus áreas y además podrían utilizar el agua para sus animales”.
También señaló que “se trabaja con un concepto nuevo que está desarrollando el laboratorio, que está dando los primeros pasos, que es utilizar las nativas con especies denominadas multipropósito, que serían especies que sirven para forraje y que permiten el cultivo de otras especies de intererés, además de brindar beneficios a los pobladores está protegiendo el suelo contra la erosión, está aportando materia orgánica, tiene un fin ecológico y brinda un servicio para el hombre”.
Sobre el impacto de la actividad hidrocarburífera en general, precisó que las empresas “para extraer áridos o hacer una explanada se necesita retirar la capa vegetal, la pregunta es qué pasa cuando se termina de explotar, hasta hace unos años se dejaba todo abandonado, de a poco se está incluyendo lo que está previsto en la ley que es la restauración ecológica, la introducción de especies nativas, que no es algo sencillo, las especies nativas tienen sus requerimientos, aunque están adaptadas a nuestro clima de extrema aridez y necesitan técnicas y que se facilite su establecimiento y crecimiento, porque el suelo después de la actividad no es el mismo que había, muchas veces se agrega calcáreo, se compacta, es un suelo que no es igual al que está sin impactar y es necesario implementar otras técnicas”.
Fuente: Noticias Universitarias