Leucosis bovina: Más cerca de la vacuna

Investigadores del INTA lograron obtener la primera cepa vacunal contra la leucosis bovina, que ya fue aprobada para su uso y comercialización. Ahora, el grupo de investigación está trabajando en la elección de la tecnología para desarrollar la vacuna contra esta enfermedad, que afecta a más del 80% de los tambos del país.

La Argentina puede ser el primer país en el mundo en obtener una vacuna contra la leucosis bovina (LBE) a partir de un desarrollo totalmente público, desde el laboratorio hasta su comercialización. Este martes, autoridades de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación (SAGyP), el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) anunciaron la aprobación y el registro de la denominada BLV DX 6073, una cepa atenuada del virus que provoca esta enfermedad, que permitirá elaborar una estrategia de inmunización a largo plazo para controlarla.

Así, luego de 15 años de trabajo conjunto entre investigadores del INTA y especialistas de la Universidad de Liege, en Bélgica, esta nueva cepa se ha convertido en el primer virus genéticamente modificado aprobado para su utilización y comercialización. Tal como lo establece la resolución 763/11, estos productos deben cumplir con tres instancias de evaluación: de la Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria (CONABIA), el SENASA y la Dirección de Mercados, de la SAGyP.

 

“Esta cepa es inocua y va a generar bienestar a largo plazo, con lo que vamos a convertir una cepa que genera un tumor en el 10% de las vacas en otra que no contagia”, subrayó Karina Trono, directora del Instituto de Virología del INTA y líder del equipo de trabajo, y aclaró que la vacuna todavía no se ha desarrollado. Para eso se necesitan como mínimo dos años, ya que no solo hay que llegar al desarrollo del producto final, sino que además es necesario obtener la aprobación y el registro del SENASA.

El martes 20 de septiembre, autoridades de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación (SAGyP), el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) anunciaron la aprobación y el registro de la cepa atenuada del virus que provoca la leucosis bovina.

La leucosis bovina es una enfermedad viral endémica que afecta principalmente al ganado lechero en la Argentina y otros países de la región, así como Europa Oriental y Asia. Es provocada por un retrovirus que puede infectar a la mayoría de las vacas en un rodeo, aunque solo algunas —en general, las mayores de tres años— desarrollan síntomas: en particular un tipo de tumor denominado linfosarcoma, que es mortal. Se estima que hasta un 10% de los animales afectados muere a causa de esta enfermedad. El resto se convierte en portador y constituye la principal fuente de contagio. Además, vacas contagiadas pueden tener menos defensas frente a otras enfermedades y producir menos leche, y de perder su capacidad reproductiva.

 

“Los retrovirus, una vez que infectan no se van del individuo, y por eso es tan difícil tener una vacuna, porque el huésped genera respuesta inmune pero no se puede deshacer del virus”, explica Trono, y destaca que con este desarrollo biotecnológico se podrá intercambiar un virus por otro, hasta retirarlo totalmente del rodeo.

Para obtener esta cepa, el grupo de investigación del INTA (compuesto por alrededor de 30 especialistas de distintas disciplinas: economistas, biólogos, veterinarios y epidemiólogos, del Instituto de Virología y de la Estación Experimental Agropecuaria Rafaela, en Santa Fe) tomó el genoma completo del virus de la LBE de un caso natural y lo amplificó y clonó en un vector comercial, utilizando técnicas clásicas de modificación genética de ADN recombinante. De esta forma pudieron eliminar las regiones del retrovirus que provocan la infección y generar esta nueva construcción, más atenuada, que demostró que no provoca síntomas, no contagia ni es transmitida por las madres a las crías. El desarrollo fue recientemente publicado en una revista científica internacional de acceso libre.

Lo más complejo en todo ese proceso, según recuerda Trono, fue algo que lograron hace cinco años –tal como lo contábamos en esta nota de TSS–, que les permitió llegar a la desregulación actual: que SENASA y CONABIA les dieran la autorización para probar esta cepa en vacas de un tambo que vendía leche al circuito comercial. “Ese fue un hito, porque estábamos rompiendo el miedo de que los productos modificados genéticamente afectan la salud humana”, explica la especialista, y aclara que, si bien la leucosis bovina no es zoonótica, es decir, que no transmite de animales a humanos, este desarrollo le agrega valor a las producciones para el intercambio comercial, ya que ofrece mayor inocuidad y elimina el riesgo de que el virus esté presente de manera natural en leches y carnes.

“Es muy amplia la protección que le dimos (al desarrollo) y solo la inversión en patentes fue de 110.000 euros”, dijo Trono.

Ahora, el grupo está trabajando en el desarrollo de la plataforma tecnológica para convertirlo en una vacuna, que puede ser de ADN o de virus. “La efectividad es muy parecida y lo que hay que tener en cuenta es el costo. La plataforma de ADN va a tener un costo inicial de desarrollo más alto que la de virus, pero después va a retornar más rápido. Por eso, el INTA está analizando cuál es más viable económicamente, porque seguimos con la idea de que se mantenga en el espacio público”, afirma Trono y destaca que, en este momento de la maduración, cualquier otro desarrollo ya habría pasado al espacio privado.

 

El objetivo es escalar este desarrollo y obtener las millones de dosis necesarias para inocular a todo el rodeo lechero, no solo de la Argentina sino también de otros países de la región, como Brasil y México. Por eso, además, el proyecto cuenta con diversas patentes conjuntas con la institución belga, que ofrecen una protección muy amplia a nivel mundial, previendo que esta tecnología también puede ser aplicada a futuro para el desarrollo de nuevas vacunas, como vector de otras enfermedades.

Fuente: INTA.

“Es muy amplia la protección que le dimos y solo la inversión en patentes fue de 110.000 euros”, afirma Trono, y agrega que la inversión total del proyecto y de los experimentos es invaluable, aunque hay economistas que están haciendo ese cálculo en este momento. al respecto. Solo para hacer estos ensayos en Estados Unidos, el precio ronda de 1000 a 1500 dólares por vaca, y en los experimentos con esta cepa trabajaron con más de 300 animales de un productor que decidió arriesgarlos bajo un mecanismo de compensación del INTA. “Hubo una cadena de riesgos que se tomaron desde el espacio público para que sea aceptada la prueba”, destaca Trono.

 

Para las próximas etapas, esperan reclutar voluntarios en una de las cuencas lecheras importantes del país, para que adopten el prototipo de la vacuna en una prueba piloto y, una vez que obtengan la validación dinámica, los especialistas solicitarán el registro. Al respecto, la ´presidenta del SENASA, Diana Guillén, afirmó que acompañarán ese proceso “para achicar lo más posible los plazos del registro”.

 

Según Trono, “es un proyecto disruptivo en varios sentidos porque son tres innovaciones en una: lograr una estrategia para la leucosis, modificar un retrovirus que nunca fue modificado y hacer una vacuna de retrovirus, que tampoco existe”, y advierte que, si finalmente se opta por desarrollar una vacunada de ADN, eso sería una nueva innovación en esta iniciativa.

 

Por Vanina Lombardi

Fuente: Agencia TSS