Esta semana hubo movilizaciones en todo el país para reclamar por un nuevo recorte en el organismo: la finalización de 250 becas posdoctorales que las autoridades se niegan a renovar. A pesar de las protestas, los trabajadores continúan sin obtener una respuesta oficial.
“Esto ya lo vivimos. Mis viejos son investigadores del CONICET y lo vivieron en los 90. Habían vuelto del exterior a apostar por el sistema científico argentino y Cavallo los mandó a lavar los platos. Hoy me pasa a mí y a muchos compañeros. Esto no es nuevo pero está sucediendo con una velocidad nunca antes vista”, cuenta Felipe Navarro, investigador de Bariloche y uno de los becarios posdoctorales del CONICET a los que el 31 de julio se les terminó el contrato y se quedaron sin trabajo.
Este miércoles se realizaron nuevas movilizaciones en defensa de la ciencia argentina en distintos puntos del país. Esta vez, el principal reclamo estuvo enfocado en la finalización de 250 becas posdoctorales que deja a investigadores de todo el país afuera del sistema científico. Esta cohorte de becarios ingresó en 2021 y sus contratos culminaban en abril de este año. Sin embargo, una resolución del CONICET (967/21) establece que si dichos becarios se postulan para ingresar a la Carrera de Investigador del CONICET (CIC), las becas deben prorrogarse hasta que se publiquen esos resultados.
“En marzo, las autoridades del CONICET nos comunicaron que solo iban a otorgar la extensión de la beca hasta el 31 de julio, desconociendo la resolución anterior y dejando un bache desde esa fecha hasta la publicación de los resultados, que no saben cuándo será pero estiman que recién podría salir en julio del año que viene. Por eso, nos movilizamos para pedir dos cosas: que respeten la resolución y que sea clara la fecha de los resultados para el ingreso a carrera”, explica a TSS Navarro, que trabaja en el Instituto de Investigaciones en Diversidad Cultural y Procesos de Cambio (IIDYPCA–CONICET/UNRN).
«Esto no es nuevo pero está sucediendo con una velocidad nunca antes vista”, dice Felipe Navarro, uno de los 250 becarios del CONICET a los que el 31 de julio se les terminó el contrato y se quedaron sin trabajo.
Ante la inminente finalización de los contratos, los becarios que se encontraban en la misma situación se nuclearon en el colectivo autoconvocado “PosDoc CONICET 21/24 en Lucha”, para implementar diversas líneas de acción. Entre ellas, realizaron distintas movilizaciones y enviaron cartas al directorio del organismo y al presidente Daniel Salamone, pero no obtuvieron respuesta. “Muchos llevamos ocho, diez años en el sistema científico, en situaciones de bastante precarización, y pensar en esperar un año a ver si dan los resultados es inviable”, remarca Navarro.
Este recorte de personal se suma a los que ya hubo a principios de año en el CONICET y que afectó al personal administrativo y de apoyo bajo una modalidad similar: contratos que se terminan y no se renuevan. Situaciones parecidas se vivieron en otros organismos de ciencia y técnica, como el Servicio Meteorológico Nacional, la Agencia de I+D+i y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). Además, en la convocatoria a becas de CONICET correspondiente al 2023 se habían prometido 1300 pero solo se dieron 600.
Este recorte de personal se suma a los que ya hubo a principios de año en el CONICET y que afectó al personal administrativo y de apoyo bajo una modalidad similar: contratos que se terminan y no se renuevan.
“Más allá del problema salarial, la decisión que han tomado las autoridades implica la expulsión de una generación de trabajadores del sistema científico, que los lleva a migrar y buscar otros trabajos. Eso es lo que más duele porque son años y años de prepararse para que de un día para el otro dejen de formar parte del sistema científico”, señala Paula Vogel, becaria doctoral del CONICET e integrante del colectivo Ciencia en la Calle, de Mendoza.
En el CONICET Mendoza, como en muchas otras sedes del país, se conformó una asamblea permanente de trabajadores que vienen impulsando diversas actividades para visibilizar el vaciamiento de la institución. El miércoles también se sumaron a la jornada de lucha nacional. “Estamos muy conmocionados. En Mendoza tenemos ocho becarios posdoctorales afectados por esta decisión arbitraria a los que desde el miércoles se les cortó su fuente principal de trabajo y sus proyectos de investigación”, indica Vogel.
A pesar de que hubo movilizaciones en distintas provincias, incluyendo en la explanada del Polo Científico Tecnológico de la Ciudad de Buenos Aires, donde está la sede central del CONICET, los investigadores continúan sin recibir una comunicación oficial. “El miércoles hubo un intento de estar en la reunión del directorio pero no se pudo. Solo hubo una intermediación con el área de Legales y Becas, que nos dijeron que lo que se sabe es que no hay intención de cambiar la decisión”, comenta Navarro, que es comunicador social y estaba trabajando en un proyecto sobre ampliación de derechos comunicacionales y el vínculo de medios locales con personas de comunidades rurales y urbanas.
En el CONICET Mendoza, como en muchas otras sedes del país, se conformó una asamblea permanente de trabajadores que vienen impulsando diversas actividades para visibilizar el vaciamiento de la institución.
Los investigadores coinciden en que si bien el panorama no es alentador, desde cada asamblea y colectivo de lucha continuarán pensando estrategias para seguir visibilizando el conflicto e intentar dar marcha atrás con los recortes. “Algunos están considerando pasar a la modalidad de ‘becarios cero’, en la que mantendrían su pertenencia institucional pero sin salario. Imaginate como está la situación para que se considere eso. También venimos trabajando en un fondo de lucha, recolectando dinero mediante campañas para poder ayudar a los becarios posdoctorales que se quedan sin trabajo. Y queremos ver si se puede iniciar algún tipo de acción legal por el incumplimiento de normativas”, precisa Vogel.
Por su parte, Navarro cuenta que desde hace unos meses viene buscando otras alternativas laborales, aunque le gustaría poder seguir formando parte del sistema científico. “Más allá de la cuestión económica, es una cuestión de vocación porque la investigación nos apasiona y le dedicamos mucho tiempo de nuestras vidas. Pero viendo las políticas de este gobierno, empecé a buscar alternativas. Hay una deserción grande de investigadores que se van al sector privado y al exterior. La perspectiva es que el vaciamiento del CONICET va a seguir y cada vez serán más quienes decidan irse”, concluyó.
Por Nadia Luna
Agencia TSS –