“Me quiero ir”

Federico Sturzenegger fue eyectado del Banco Central. El Gobierno lo culpa de la aceleración de la corrida. Lo reemplaza Luis Caputo.

Escribió el libro “Yo no me quiero ir”, con un tono que mezclaba soberbia a ignorancia, las mismas cualidades que exhibió en 30 meses al frente del Banco Central, hasta que decidió irse. O lo obligaron a irse. Es indiferente cómo fue el desenlace. Federico Sturzenegger abandona la conducción de la entidad monetaria. Fue tan mala su gestión que lo sorprendente es que haya durado tanto y haya tenido tanta influencia sobre el presidente Mauricio Macri. No está eximido de culpas por haber generado la crisis de la economía macrista, pero el principal responsable es quien le dio tanto poder y lo reafirmó en varias ocasiones al frente del Banco Central.

La corrida que aceleró en dos oportunidades, en abril pasado y en esta semana, que disparó el dólar arriba de 28 pesos, es el último eslabón de una serie de desmanejos monetarios, financieros y cambiarios que agudizaron la crisis, incubada desde el mismo momento en que el gobierno decidió la liberación total del mercado del dólar y la desregulación absoluta del movimiento de capitales especulativos. O sea, desde los primeros días que Macri pasó a ocupar la Casa Rosada.

Sturzenegger, con su equipo de inexpertos, subió y bajó la tasa de interés muchas veces, dejó apreciar el tipo de cambio en una errática administración del mercado, estableció metas de inflación incumplibles, dilapidó reservas internacionales y alimentó una inmensa burbuja especulativa con las Lebac.

La Bomba Lebac es un tic tac que amenaza arrasar con todo y él la explicaba diciendo que no era un problema porque esos títulos de cortísimo plazo a una tasa altísima eran la contrapartida del incremento de las reservas. Era un análisis financiero tan desvariado que no lo postularía un alumno inicial de la carrera de Finanzas. Las Lebac eran el instrumento de Sturzenegger para retirar pesos de la economía y así alcanzar las irreales metas de inflación. Como el diagnóstico era errado, el resultado fue desastroso. La inflación se disparó y la deuda de las Lebac pone en jaque a la economía.

En su reemplazo, Macri eligió al mejor mesadinerista del gobierno para enfrentar una corrida que pone en riesgo la supervivencia de su proyecto político. Luis Caputo cumplirá el sueño del pibe: tendrá su Disneylandia financiero propio manejando el Banco Central.

Por Alfredo Zaiat

Fuente: Pagina12