Para refrescar la memoria
Carta de Opinión – Reza un refrán criollo: “muchas veces para ver mejor el rastro hay que bajarse del caballo”. Digo esto porque hace ya un tiempo largo que los trabajadores argentinos estamos atravesando un mar de incertidumbres debido a que muchos de nuestros representantes en la política han perdido las bases filosóficas que sustentan el accionar para defendernos de tantas injusticias como el desempleo, el subempleo, los bajos salarios y pérdida de derechos.
Se los escucha hablar mucho de justicia social pero sólo como una expresión de deseo… Estimo que es bueno recordarles que los que decimos ser justicialistas tendríamos que tener bien claro este concepto: la justicia social es la base ineludible de la paz. Por lo tanto, para nosotros el Estado no sólo tiene la responsabilidad de buscar y lograr el equilibrio entre las fuerzas del Trabajo y del capital, sino que también debe asegurar el respeto, la dignidad y el crecimiento de todos los habitantes cuidando su salud, su educación, su trabajo, su prosperidad y su vejez, para que viva sus últimos tiempos en este mundo de una manera digna y decorosa.
¿Y cómo se logra esto? Asegurando en la Constitución Nacional los derechos del trabajador y del empresario para que todos estemos protegidos contra el egoísmo de algunos, logrando así el equilibrio jurídico de estas dos fuerzas que juntas, tienen un objetivo primordial: El de generar riquezas suficientes para que podamos cumplir este precepto filosófico de justicia social. ¡¡¡La prosperidad de estas dos fuerzas trae paz y felicidad al pueblo!!! Nuestro basamento filosófico justicialista sostiene que los problemas sociales, económicos y políticos son como todas las cosas de la vida, problemas complejos que se vinculan estrechamente unos con otros y no pueden ser analizados ni resueltos separadamente. Cualquiera de los tres que esté mal afecta indefectiblemente a los otros dos; entonces la solución está en armonizar estos tres elementos fundamentales de la vida en sociedad.
Por eso nuestro líder machacaba y machacaba que los justicialistas no actuamos en contra de nadie sino a favor nuestro. Al Movimiento Nacional Justicialista lo formaron en su mayoría los trabajadores sindicalizados y muchos dejaron sus vidas en defensa de los ideales plasmados
En nuestra doctrina. No nació de la meditación desinteresada sobre el destino de la humanidad, no. Nació desde el dolor por la injusticia hacia los trabajadores y fue nutrida en lo más hondo por la concepción cristiana de la vida. Nació por el coraje de seres humanos que querían ser libres y superaron los golpes poniendo el cuerpo y el alma; y aun hoy, ante la injusticia, pondremos el corazón.
¡La situación actual es muy crítica para los trabajadores y la pérdida de derechos es alarmante!!! Cuando el presidente J.D. Perón dejó plasmados en la Constitución de 1949 los derechos del trabajador, dejó bien en claro la responsabilidad de quienes debíamos defenderlos dignamente. La dirigencia justicialista que está en lugares de decisión debe apelar a la memoria y acordarse aquella frase que dice “los trabajadores saldrán en defensa de sus derechos con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes”.
Es hora de bajar del caballo para ver mejor el rastro, es hora de desempolvar las bases filosóficas de la justicia social, es hora de releer y rescatar los principios de la tercera posición filosófica justicialista.
Javier Giménez – DNI 20124357.