Un trabajo de un investigador del CENPAT señala que, en su mayoría, los primeros huevos de la temporada producen más pichones machos y los últimos más pichones hembras
A mediados del mes de septiembre, los pingüinos de Magallanes (Spheniscus magellanicus) llegan a las costas de Chubut luego de pasar gran parte del otoño y del invierno alimentándose en el mar. Los primeros en llegar son los machos, quienes se disputan los mejores nidos que, según está demostrado, favorece una buena reproducción. Es por ello que, en los pingüinos de Magallanes como también en otras especies, hay una relación directa entre el momento de la puesta del huevo y el sexo que tendrán los pichones. “En la biología de los pingüinos, ser un macho fuerte y grande es importante, porque son los primeros en salir a reproducir, son los que eligen los nidos, los defienden y muchas veces confrontan con otros machos. El nido es muy importante, la calidad está directamente relacionada con el éxito reproductivo. Está demostrado que un buen nido produce más pichones que un nido no tan bueno”, explica Marcelo Bertellotti, investigador del Centro para el Estudio de los Sistemas Marinos (CESIMAR-CONICET).
En este contexto, el científico del CENPAT junto a colegas argentinos y españoles, analizaron la variación en la proporción de sexos al momento de la eclosión en el pingüino de Magallanes, que se reproduce en seis colonias en la costa patagónica de Argentina y probaron los efectos de la fecha de puesta y la secuencia de eclosión sobre la probabilidad de producir hijos e hijas. “Los pingüinos tienen un período de puesta de huevos de aproximadamente un mes, entre los primeros nidos con huevos y los últimos nidos que completan la puesta”. De esta manera, los especialistas lograron determinar que, independientemente de la colonia, la fecha de puesta y la secuencia de eclosión de los huevos, tuvieron un efecto significativo en la proporción de machos y hembras criados. Las parejas que pusieron huevos temprano en la temporada reproductiva tenían más probabilidades de criar más machos. Además, las crías que nacieron primero tenían más probabilidades de ser machos que las que nacieron en segundo lugar.
“Poner temprano en la temporada es importante porque esos pichones van a nacer antes que el resto de la colonia, por lo tanto van a tener mayor disponibilidad de alimento, no van a tener tanta competencia. Ya en el promedio de la temporada eso se empieza a mezclar y, al final, ya nacieron todos y están todas las hembras y machos adultos buscando alimento para sus pichones”, dice Bertellotti.
De todas maneras, a lo largo de toda su vida, un individuo producirá prácticamente la misma cantidad de machos y hembras.
Según el científico del CENPAT, el ajuste del sexo en la descendencia tiene una connotación evolutiva: “Lo que busca cada individuo es maximizar el número de descendientes sobrevivientes, ese es el corazón de la teoría evolutiva darwiniana. Claramente hubo una fuerza evolutiva que puso presión en la proporción diferencial de sexos. Hay disparadores fisiológicos, celulares, hormonales que detectan cuándo un individuo está en su mejor momento y por eso, de alguna forma, se balancean las chances de favorecer la producción de un sexo en función de otro”.
Fuente: Prensa CCT CONICET CENPAT