Entre Ríos. – Trinidad Coppola es deportista de alto rendimiento. Médanos, su pueblo, tiene por primera vez un destacamento de Bomberos y ella es parte del plantel.
Un incendio el último verano en una estancia de Médanos, pequeña localidad entrerriana de 800 habitantes, fue el detonante. Los vecinos decidieron juntarse para, de una vez por todas, tener un destacamento de bomberos propio y no depender de la cercana Ceibas, donde sí hay un cuerpo especializado que se hace cargo ante cualquier emergencia.
Una vez que terminó la reunión, realizada en la escuela Justo José de Urquiza, se conformó el grupo que se sumaría al curso y entrenamiento. A Marcelo Paredes, jefe de bomberos de Ceibas y a cargo del adiestramiento del incipiente destacamento, se le acercó una jovencita que caminaba de manera particular. “Señor, tengo entendido que usted es aquí la persona responsable. Le quisiera comentar que yo quiero ser bombera. Quiero ayudar a mi comunidad. ¿Es posible pese a mi incapacidad? Ganas y compromiso me sobran”.
Trinidad Coppola se crió y vive en Médanos. Tiene 21 años y nació no vidente, condición que no afectó cada una de las metas que se propuso, como la de convertirse en una atleta de alto rendimiento, especialista en 100 y 200 metros llanos y salto en largo. Sus logros y campeonatos obtenidos la depositarán en el Mundial de París, en julio, donde integrará el equipo de salto en largo.
“Soy muy mandada, a veces demasiado, no mido mis limitaciones, pero prefiero ser así, arriesgada, que estar apichonada sin animarme a nada por ser ciega. Y así me pasó cuando me decidí a ser bombera. En aquella reunión, un 25 de enero, le dije a mi mamá: ‘Má, ¡cómo me gustaría dar una mano y ser bombera’. No vi la cara de ella, pero la imaginé y sé que al principio no le gusto nada”.
Una vez que logró la aceptación de Paredes, el referente, comenzó a prepararse Trinidad, junto a otros once vecinos. “Ella es una más. En actividades como ésta no se puede ser indulgente –remarca el jefe de bomberos–. Demostró sus aptitudes físicas, aprobó el curso de aspirante a bomberos, se capacitó en primeros auxilios, socorrismo, RCP y en cómo rescatar personas con fracturas tras accidentes viales. Y ‘Trini’ sigue intensificando su entrenamiento”, puntualiza el bombero.
Reconoce Trinidad que la parte teórica le resultó compleja, pero salió airosa. “No fue sencillo estudiar con audios de los textos que me mandaban los profesores, pero, finalmente, pude aprobar todos los parciales y de alguna manera fue como una hazaña para mí. Es más, uno lo reprobé y tuve que recuperarlo y ahí me recibí. Sentía que se respetaba mi decisión, pero sin privilegios”.
Después de cinco meses de capacitación práctica y teórica, Trinidad se recibió a principios de junio y se convirtió en la primera bombera ciega del país. “No ver es para mí una normalidad, no lo sufro ni lo padezco. No tengo el sentimiento ni la frustración de pérdida, más allá de que en mi infancia podía distinguir algunos colores, aunque con el paso de los años la ceguera fue total”.
En el grupo de bomberos de Médanos son 9 mujeres del total de doce integrantes. “Y una de las mujeres es mi mamá, que cuando vio que no podía contener mi decisión, optó por acompañarme a esta aventura, hacer los cursos y estudiar juntos y hoy la siento con un entusiasmo tremendo”.
Para Trinidad no hay obstáculo que se le interponga. “Nunca me dijeron que no en ningún lado, pero debo reconocer que tampoco soñé con ser bombera porque siempre me pareció un imposible, algo inalcanzable. A medida que transcurrieron los meses de capacitación y adiestramiento, empecé a ser consciente de lo que estaba logrando. Y saber a ciencia cierta que puedo salvar una vida me llena de orgullo”.
Estaba la posibilidad de que Trinidad integrara la comisión directiva del Destacamento de Bomberos de Médanos, algo que ofendió a la muchacha. “Todo bien con las distintas actividades, pero yo no quería estar dibujada, les dije bien clarito, con respeto y humildad pero también con determinación, que yo aspiraba a ser parte del cuerpo activo de bomberos para formar parte de los operativos. Lo aceptaron, pero yo tenía bien en claro que me lo tenía que ganar”
Tanto Trinidad como los otros bomberos voluntarios se arremangaron para pintar y acondicionar la casa de un vecino que, generosamente, la cedió para que allí se erija el destacamento de bomberos de Médanos. “El lugar es amplio pero es necesario equiparlo. Este hombre, que vive en Villa Paranacito, cuando se enteró de que se estaba buscando un lugar, orgulloso, decidió prestar su casa por un tiempo. Todo avanza a pasos gigantescos. Desde Santa Fe nos mandaron equipamiento para el personal y desde Ceibas nos llegó el autobomba. Una felicidad absoluta”.
Se mueve con determinación, como si no fuera ciega. “La personalidad que pude construir se la debo a mi vieja, Evangelina, que me educó y enseñó a tener mis herramientas para que pudiera valerme por mí misma. No es nada temerosa, todo lo contrario a mi papá, mucho más precavido y vacilante, quizás porque es policía y es testigo de todo lo que pasa en la calle. Siempre voy a ser una nena y me ve, tal vez, débil, vulnerable. Finalmente soy yo quien termina serenándolo”.
Deportista de alto rendimiento y más sueños por delante
Hace saber Trinidad que siempre tiene una sonrisa a mano, que es optimista de cara a lo que viene. “No es fácil este país, todo es cuesta arriba, en todas las actividades. Lo vivo en carne propia con el deporte, con una beca nacional que me da unos 20 mil pesos, además de lo que gano de la pensión por discapacidad. A pesar de todo, sigo pa’l frente. No me quejo, no me pregunto por qué me tocó ser ciega, y cuando a veces estoy medio desmoralizada, al toque se me pasa”. Y agrega: “No está claro el motivo de mi ceguera, pero todo indica que un virus hospitalario afectó mi visión”.
No alcanzan las horas del día para las actividades de Trinidad, que se encuentra cursando el profesorado de Educación Física en Gualeguay. “La docencia me gusta y es para lo que quiero estar preparada en un tiempo, cuando tenga mi propia escuela deportiva, un sueño que tengo, porque en Médanos no hay ni un campo de deportes y hay muchos chicos que no tienen dónde ir y lo reclaman. Pero ahora quiero estudiar, ser bombera y aprovechar mi edad para sudar hasta la última gota en la faceta deportiva”.
Trinidad fue una destacada atleta juvenil y a los 14 años, por sugerencia de su entrenador que la conocía desde bebé, apuntó todos los cañones hacia el atletismo. “Entrené a conciencia, gané torneos locales, nacionales y logré la medalla de oro en salto en largo, en Suiza, con 17 años. En 2021 obtuvo la de bronce en Perú y ahora me estoy preparando para ir a París. No tengo zapatillas, se me hicieron percha, pero las voy a conseguir gracias a una donación”, hace saber la joven, que está de novia con Junior Fernándes, futbolista de los Murciélagos, la Selección Argentina de Fútbol para ciegos.
La entrerriana es la mejor deportista en su categoría en salto en largo y la número 10 del mundo, con un récord de 4.50 metros. “Aspiro a llegar al podio, tengo que superar los cinco metros. No es imposible, pero tengo que seguir trabajando en doble turno como hasta ahora”.
También es una destacada corredora de los 100 y 200 metros llanos. “¿Cómo se hace competencia entre no videntes? Corro atada a un guía, que es mis ojos y que debe correr más rápido que yo. Tiene que estar un paso adelante para que no lo termine tironeando. Pero yo debo cruzar primero en la línea de llegada, sino me descalifican”.
No para de sorprender Trinidad Coppola. Y lo dice Marcelo Paredes, el bombero que la instruye y que sigue sus pasos de cerca. “Esta piba, y lo digo con cariño, es un canto a la vida y es el fiel reflejo de una frase trillada, pero en ella muy cierta: querer es poder”.
Fuente: Clarin